martes, 3 de agosto de 2004

0

Marcela Muñoz Molina: Dijo Kubrick...

0 comentarios
Dijo Kubrick. Y pensé en el resplandor. Y no por mucho madrugar amanece más temprano y no por mucho madrugar amanece más temprano, no por mucho madrugar amanece más temprano. Dijo Kubrick y eso no encajaba con la dulzura, con el almíbar, con el azúcar. Quizás Kubrick encaje con la insulina, con los siete mil pinchazos, con la gota de sangre fresca de cada día, con el mal funcionamiento del páncreas. Dijo Kubrick y me descolocó. Creo que pensé...aquí hay bastante más de lo que se ve. Quizás fuera por mi afición a las catacumbas y a esos grandes laberintos podados prolijamente en los ante
jardines de casas inglesas qué solo he visto en televisión. Tal vez porque pasé demasiado tiempo en mi niñez mirando un cerro que se llama "El Rotundo", grande, rocoso, cuadrado, macizo, húmedo, donde imaginaba que sólo un ogro, con sus cóndores y águilas podrían vivir. Con el tiempo, otras cosas no encajaban con sus dedos para el piano. Pero sí con Kubrick. El ojo tras el lente, observando, pre-visualizando. El guardar registro. La violencia de aquel que evitó siempre ser violento, la sensación de perder pie al borde del abismo, y salvarse. La cerveza de todos los días y licor fuerte cada tanto, como para quedarse para siempre ahí, por si en una de esas no se vuelve nunca más Dijo Kubrick. Después dijo que pagaría lo que fuera por estar tres minutos en Marte. Dijo sur de Africa, dijo piedra de río, dijo caracol, me mostró el nacimiento de una estrella gemela y dijo desesperación. Quizás comencé este viaje por las catacumbas, sin saber qué terminaría en la cima de aquella montaña qué tanto miedo me provocaba, pero qué no podía dejar de mirar. Aún no he sabido de nadie que haya llegado allí y haya vuelto para contarlo. Tú te vas pegar un tiro, me dijo. Yo pienso que si llego a la cima del Rotundo, me veré desde el otro lado de la bahía, sentada en la cima del Dorotea, con apenas nueve años, con la memoria intacta y con todas las preguntas del mundo en la cabeza. Si opté por sus catacumbas, es para llegar a mirarme frente a frente, con mis ojos de antes y con los de ahora, a la misma altura, para ser un instante por un instante y que mi pendón quede clavado en la vieja cumbre del destierro, para siempre. Aunque las historias no parezcan de amor, todas lo son de alguna manera, Kubrick.

Comments

0 comments to "Marcela Muñoz Molina: Dijo Kubrick..."

Ultimos Post

 

Copyright 2013 All Rights Reserved Milodon City Cha Cha Cha