jueves, 23 de diciembre de 2004

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Carlos Vega Delgado: Guillermo Jaña Díaz, una vida exhibiendo películas

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Treinta y ocho años de su vida los vivió en una pequeña caseta. No cumpliendo una larga condena judicial, sino trabajando en forma anónima, en la que la gente conoce como el "cojo" del teatro. Proyectando miles y miles de metros de películas a múltiples generaciones de magallánicos en los cines regionales. Guillermo Jaña Días actualmente tiene 63 años de edad. Casado con doña Laura Soto, tuvieron dos hijos: Javier, técnico eléctrico y tornero, y Flor, comerciante. Adora a sus nietas, entre las que se cuenta la popular "Katty Chiste". Hace varios años se encuentra jubilado. Vivió el mayor auge de la cinematografía, cuando la sociedad magallánica vestía sus mejores prendas para presenciar esas grandes películas de antaño, que hacían llorar a los menos sentimentales. Vivió la era de los cines repletos de público, tan diferente al actual. Según Jaña "Punta Arenas tiene en estos instantes las dos mayores del mundo: no se llenan nunca". En 1947, poco después de cumplir su Servicio Militar, se incorporó al cine y Teatro Gran Palace, practicando como ayudante de operador. Víctor Time Mattioni era jefe de caseta y el recientemente fallecido José Ballesteros Cárcamo se desempeñaba como ayudante de plata. "Don José -dijo- tuvo la paciencia de enseñarme a seleccionar y arreglar las películas, que entonces llegaban en muy malas condiciones, ya que eran enviadas por vía marítima en grandes cantidades. ¡Era difícil convertirse en operador! En su segunda fase, el aprendizaje consistía en cargar las máquinas, colocando el rollo en el carrete superior y enganchando los rodillos de arrastre, siendo el más importante el rodillo llamado de Cruz de Malta, que hace pasar cuadro a cuadro la película por la ventanilla, dando la ilusión de movimiento. Sólo entonces un aprendiz estaba autorizado para hacer correr la cámara, ciudando de mantener pareja la luz y con un enfoque correcto. Esta práctica diaria duraba unos cuatro meses, lo que iba avalado con la correspondiente teoría. Allí el operador adquiría nociones elementales de electricidad, de nomenclatura del proyector, calidad del material de fabricación de las películas (las de nitrato de celulosa), cambiando fusibles quemados o alguna pieza de repuesto. Al terminar la práctica se rendía el examen en la Delegación de Servicios Eléctricos, después de lo cual el aprendiz se transformaba en ayudante de operador".

Anécdotas

En tantos años de oficio vivió miles de anécdotas. Recuerdas con singular simpatía cuando en 1952, en un festival de aventuras en el Cine Cervantes, exhibía un film de Mauren O'Hara donde la actriz aparecía corriendo a caballo por el desierto, perseguida por los beduinos. Al cambiar el rollo la película continuó con la misma Mauren O'Hara, pero ¡esta vez vestida de cowboy y perseguida por vaqueros! Las rechiflas, gritos y pataleo fueron gigantescos. El problema se había derivado por cuanto los teatros habitualmente combinaban las mismas películas y por equivocación habían enviado un rollo correspondiente a otro film. "A comienzos de 1955 -recordó Jaña- vino a Punta Arenas don Claro Lyon, socio del empresario Víctor Eyzaguirre, a visitar el cine que manejaban desde Santiago. Llegó cuando justo había comenzado la función. Entró a la sala sólo escuchó el sonido. Al no ver imágenes, gritó: ¡Dígales al operador que prenda la máquina… no se vé nada! El administrador que era el mismo Simón Karelovic, le respondió: Por aquí, señor, estamos… estamos frente a la pared que protege la proyección del foyer".

Trabajo limpio pero sacrificado

Para Guillermo Jaña el trabajo es limpio, liviano, pero muy sacrificado. Viven pendientes del horario de entrada, salida y los reemplazos los días en que les corresponde descanso. No hay domingos ni festivos (incluyendo 18 de septiembre o años nuevos), pero todo eso lo califica como "un encierro permanente, pero voluntario, porque nadie obliga a una persona a ser operador y decidir estar años encerrado en una caseta". Jaña trabajó tres años como ayudante en el antiguo Teatro Municipal, con el fallecido Manuel Sarmiento; tres años en el Cine Cervantes, con Carlos carrasco (Q.E.P.D.); un año en el Teatro Politeama, como ayudante de Tomás Cejas (Q.E.P.D.). También fue operador jefe reemplazante durante un año en los cines Municipal, Politeama y Cervantes. En 1955 se transformó en operador jefe del Cine Teatro Gran Palace.

Otros tiempos

"Fueron muy buenos esos años -recuerda-, llenos de conformidad entre el personal de todos los cines. Formábamos un gran sindicato, con personería jurídica. Conseguíamos buenos reajustes de sueldos, ya que las empresas fueron un buen negocio hasta que apareció la televisión, donde comenzó el derrumbe de los cines. Los sábados, domingos y festivos costaba mucho conseguir una entrada. ¡Y hay que considerar el antiguo Teatro Prat! (hoy Séptima Compañía de Bomberos). Hacíamos fiestas anuales con nuestras familias, beneficios, baile con elección de reina, teníamos un club de fútbol de Cines y Teatros e incluso a través de un convenio nos facilitaban una función con una película de estreno a beneficio del personal cinematografista." "El día del cinematografista íbamos con los familiares en caravana a un picnic, donde se hacían de asados, juegos infantiles y competencia de solteros contra casados. Nos apoyaban las autoridades y el comercio. Todos los años éramos acompañados por el sacerdote Rolando Ferraris,que era el encargado de las funciones del cine del Liceo San José. El padre llegó a convertirse en el gran amigo de los cinematografistas locales. Durante 15 años fui presidente del sindicato y vivimos cosas muy hermosas, que lamentablemente se fueron por la borda el 11 de septiembre de1973, cuando se prohibieron las reuniones y desaparecieron los sindicatos". "En Magallanes hubo muchos hombres que dieron su vida a la cinematografía. Entre los opéradores jefes: Manuel Sarmiento Bazán (Minicipal), Carlos Carrasco Moscosa (Cervantes), Tomás cejas (Politeama), Víctor Times Mattioni (Gran Palace), Pedro Barría Vera (Gran Palace) y José Barría, (reemplazante de los cines Municipal, Cervantes, Politeama y Gran Palace). Ayudante de operadores: José Ballesteros Cárcamo (del antiguo Teatro Gran Palace), Daniel Mansilla Navarro (del antiguo teatro Prat y Municipal) y Guillermo Maclean del Palace de Puerto Natales). Porteros: Ricardo Vigna (Municipal), el "Zurdo" Oyarzún (Cervantes) y Erasmo Yañez Cárdenas (Cervantes) También recuerdo al boletero Franco Jelincic y a Donald Maclen, ambos fallecidos. Perdón por los que he olvidado… pero son tantos los cinematografistas que con su trabajo aportaron al esparcimiento regional, que muchos permanecen en el cofre de las vivencias más escondidas del recuerdo".

Revista Impactos: Año 1 - nro. 12 Punta Arenas, 1 de Septiembre de 1990.

Comments

1 comments to "Carlos Vega Delgado: Guillermo Jaña Díaz, una vida exhibiendo películas"

Anónimo dijo...
16:34

Soy hijo de Operador de Cine ,yo
tambien lo fui......
Porque no nombrar los paseos a
Cartagena que era el paseo anual
de los Operadores (2ª martes de cada febrero),tambien recordar los
cines de barrio "Blanco Encalada-
Imperial-Matta-Monumental-Maipo-
Minerva-Colon etc etc......

Patricio Gonzalez

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