miércoles, 31 de mayo de 2006

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Puerto Natales

2 comentarios
la vaca de mi tía manuela



puerto natales no debiera llamarse puerto natales
sino carreta, trompo, pelota número cinco, trencito a bories;
cierta vez viajando en el colectivo 60 en buenos aires
sentí el olor de la vaca que ordeñaba mi tía manuela,
aquella noche vería bailar a julio bocca en el colón
y de acompañantes el establo, la vaca y mi tía manuela.

otra vez en el tortoni escuchando recitar a borges
se produjo el mismo fenómeno y entonces pensé que yo
nunca salí de mi pueblo, de mi barrio, de mi infancia,
que si yo aterrizo en viena, parís o amsterdam
seguiré siendo un campesino, que si alguna vez ingresé
al incierto desamparo de la poesía fue por la ventana,
por puro molestar; que si alguna vez estuve
en el balcón de la casa rosada fue por extravagancia
pueblerina y eso se me nota, yo soy la tía manuela,
también soy la vaca de la tía manuela.

por eso, para no ofender las narices citadinas
o la nariz de alguna golfa respingada, para poder
entrar al cine a ver alguna de bergman, o para visitar
alguna tenebrosa oficina pública me pongo colonia,
de la mejor, pero indudablemente se me nota;
por eso llevaré para siempre esta historia,
mi historia, la de ser un campesino,
llevaré para siempre este olor, el olor de bosta
de la vaca de mi infancia, y el de haber nacido
en un pueblo que debió llamarse
carreta, trompo, pelota número cinco, trencito a bories.

una mañana en puerto natales



íbamos con mi novia al puerto,
íbamos con mi novia a comprar pescado,
al puerto,
de improviso el cielo estalla,
una bandada de gorriones
se posa delicadamente sobre la nieve;
la nieve del puerto.

me alejé de mi novia,
el pescado se olvidó de mí
y eché a volar con los gorriones.

mensaje a débora en pinar del río



salgo a navegar con mi alma pirata
en mares indómitos de alcohol
dulces putas infectadas de melancolía
vienen a mi encuentro,
la noche sangra en la letanía de un perro
y un tiburón lleno de flores
se encuentra varado en mi abdomen,
en lo alto la cruz del sur
abajo el cementerio; el polvo de los huesos
se funde con el polvo de los caminos,
los turistas trepan a los cerros
cantandocantando
verybonitonatalesyesyes.

a través del insobornable espejo
vemos pasar la velocidad del minuto
nos desprendemos del disfraz
y el espanto de las arrugas
horroriza nuestra conciencia;
llevamos en la frente los crímenes
que por lamentables descuidos
no hemos cometido.

¿a dónde ir con nuestro esqueleto?

el gusano perfectible sabe,
en el truco de la vida
él siempre tiene el as de espadas.

ella era una reina y se llamaba gabriela



la conocí en tres pasos en un año de frágil memoria
alta, de ojos verdes y pétrea como diosa secular,
traía de equipaje el árido norte en la mirada
un bolso de eterna emigrante y dos o tres libros
bajo el brazo, su hechizo fue instantáneo
y al borde de la colina hicimos el amor.

en mi mente siempre está el recuerdo
de aquella antigua muchacha que llegaba del norte
y que amé en tres pasos sobre la colina, en donde
me dijo que para nosotros no habría término ni olvido,
por eso escribo este poema, para ella, la mejor de todas,
ella que era una reina y se llamaba gabriela.

natales



vivo en natales en donde las putas ¡enhorabuena!
son más respetadas que el señor gobernador,
donde mi profesora aún después de cuarenta años
sigue sorprendiéndome con el brío de su ignorancia,
vivo en un pueblo que navega a la deriva
con timoneles 4 x 4 que no conocen el color de la dicha
el sabor de la derrota ni el gusto del desánimo,
alguna vez llegaré a un preacuerdo con este pueblo
de groseros militantes de la inercia inequívoca
en donde el paisaje es lo único que cambia;
en donde la personalidad más destacada es el cura párroco,
en donde un amigo es quien te hiere menos.
algún día llegaré a un acuerdo con este pueblo
que siempre me tuvo en el banco de reservas.
seguramente el acuerdo tendrá que ver con el olvido
y la premura de alejarnos definitivamente.
llegará el momento en que no derramaré una lágrima
desde el balcón gris de mi soledad.
es duro vivir en el incierto girar de natales
en donde cíclicamente se desarrolla el eterno
reality show del duende, el organillero
y la pelirroja que se escapó con el tragasable.
alguna vez podré escribirte algo mejor natales,
mientras tanto no me sale nada más que esto;
palabras, palabras, palabras que se las lleva el viento austral
y que habrá de retornar cual brisa fresca del reencuentro
a instalarse de nuevo en nuestros corazones.

natales vos sabés que a pesar de esto y de todo
yo te quiero, y nunca olvides lo que un día
me dijiste frente al mar "...yo también te quiero".

lejos de natales I



el partir nunca es un acto solitario,
cuando la sombra del viajero se mece
en la luna de otros lares
va con él la dispersa memoria
de aquello que dejó en su camino,
un amor de furia de los mares
el surcado rostro de la madre ausente
dos o tres promesas que no se cumplieron
y en el recuerdo, el mar, el viento, las montañas.

el partir nunca es un acto solitario,
le sigue a su partida el viento inexorable,
el recuerdo de aquel difuso bar
donde entre dimes y diretes se bebe a sorbos
el brebaje incierto del desamparo,
el aroma de los pinos de la plaza principal,
la imagen del orgulloso dorotea
y de la lancha que ingresa a la bahía.

el partir nunca es un acto solitario,
se parte, es cierto que se parte
pero también se queda,
se queda en la retina de los que no partieron
en las calles tantas veces recorridas
en la impaciente espera de los viejos afectos
en las sigilosas estanterías de los recuerdos.

el partir nunca es un acto solitario,
nos acompaña siempre la luna natalina.

lejos de natales II



lejos de este pueblo de putas y caranchos
un sol más alto guía nuestros pasos,
se acaba la daga sutil de la rutina
la certeza del filo de los puñales
la emboscada del profesor de castellano.

lejos de este pueblo de isométricos bastardos
la vida es plena y el corazón en calma,
se terminan los círculos nefastos
los mitos de una estancia apacible
la solapada sapiencia del jurado.

lejos de este pueblo de sierpes insaciables
nos espera un arroyo cristalino
culmina el relincho de nuestro desencanto
el entorno feroz de la ignominia
los poetas que cantan a la nieve.

lejos de aquí fluye la vida
existen los colores, las uvas, los grillos,
hermosas mujeres entre dalias y ambrosía
todo esto existe; lejos de aquí.

Comments

2 comments to "Puerto Natales"

Anónimo dijo...
11:01

llegue a tu blog por casualidad y aun me extraño de no encontrar comentarios a lo que tu escribes. Me gusta como escribes, me gustan tus poemas y pensamientos. Me has entregado una bella sorpresa. ¿todos te leen? ¿nadie te lee? ¿quien eres? ¿eres solo? ¿estas muy lejos?
preguntas que estan en medio de una larga pregunta negra.

un gusto de haberte leido.
Alejandra
(con nostalgia infinita del sur)

hugo dijo...
01:31

El Sur es: "una larga pregunta negra". Saludos.

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