Soñé

Soñé que estaban todos. Todos ellos. Mis amigos. Mis amigos de hace 20 años atrás. Habían llegado nuevamente. Estaban instalados en mi biblioteca. Ellos. Mis amigos. Y brindábamos. Y la música se escuchaba fuerte. Y estaba Strauss, Pedro, Eduardo, Gregorio, Ana María, Carlitos, Javier. Roberto, Ingeborg, Ramón, Erika, Marino, Angélica, Nataniel. Y la música se escuchaba más fuerte. Y llegaba Miguel, Pavel, Rosita, Aristóteles, Juan Pablo, Marcela, Carlos, Paola, Baldovino, Pablo, Moraima, José Luis, Spiro, Paredes y Gutiérrez. Y la música cada vez más fuerte, más fuerte. Se destapaban miles de litros de cerveza. Miles de litros de vino. Cientos de litros de licores diversos. Y ellos eran felices y yo me alegraba por ello. Y reían, reían, reían, y reían. La vida bella. Y el sueño continuaba. Y el sueño continuaba. Hasta que desperté. Alegre de que solamente era una pesadilla. La peor de todas.