Me dice que era necesario inmediatamente un cambio de vida. Visitaría a viejos amigos a los cuales no veía hace años. Que estaba firmemente determinado a cambiar de rumbo, centrándose en alimentar su espíritu en vez de tanto superfluo vano. Que el accidente en donde habían fallecido dos personas y en el cual iba, sería determinante en su vida. Que antes de aquello el trabajo era su vida, 12, 13, 14 hora se trabajo de lunes a sábado no era para nada gratificante. Si bien por un lado se ganaba mucho dinero, por el otro se perdía miserablemente la vida, sin ver los árboles, las flores y ver crecer a los nietos. Quería recuperar los viejos afectos, por eso me preguntaba por Augusto, Sergio y Gustavo. Aquellos tres grandes amigos que sí sabían -según él-, vivir. Sin apegarse al sistema que todo lo malgasta y deforma.
Mientras hablábamos de todo esto, su local se llenaba de gente y fue imposible seguir conversando. Quedamos en encontrarnos para charlar, intercambiar libros y direcciones de amigos comunes.
Tiempo después me encuentro con Leandro, le comento lo que había hablado con Miguel. Me dice: "Seguramente fue el efecto del shock post-traumático, sigue siendo el mismo hijo de puta de siempre".
Mientras hablábamos de todo esto, su local se llenaba de gente y fue imposible seguir conversando. Quedamos en encontrarnos para charlar, intercambiar libros y direcciones de amigos comunes.
Tiempo después me encuentro con Leandro, le comento lo que había hablado con Miguel. Me dice: "Seguramente fue el efecto del shock post-traumático, sigue siendo el mismo hijo de puta de siempre".
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