Por Héctor Martínez Díaz
Acaso fueron los rectos castigos de su padre, un marine veterano de II Guerra Mundial, quien solía meterlo bajo el chorro de ducha fría cuando se comía sin permiso las galletas que su madre guardaba en la alacena. O que para corregirle sus rabietas infantiles lo sumergiera en la tina de cubierta de agua fría lo que unió a Dick por siempre con el vital elemento.
Así, mientras otros se interesaban por ligar chicas, el béisbol o baloncesto secundario. Dick, ocupaba su tiempo en las bibliotecas de su pueblo. Supo que primero fue el agua y que ésta ha sido por siglos signo de purificación presente en las diferentes culturas.
Aprendió que, para Tales de Mileto, el principio o arje de todas las cosas era el agua, se extasió con eso de que "nadie se baña siempre en el mismo río". Alucinó con conocer el Nilo, Ganges, Po y el Amazonas
Y, así como se hizo erudito en el bautismo de Cristo, se convirtió en ferviente admirador del tratamiento que se daba a las brujas en la Edad Media, que eran lanzadas atadas a la parte más profunda de los lagos o caudalosa de los ríos, si sobrevivían eran consideradas brujas y se las quemaba, si morían ahogadas eran purificadas y salvadas.
E ignorando, el apodo de Dick el Acuoso, con que lo molestaban, cuando le consultaban porqué se interesaba tanto respondía una y otra vez "la superficie del mundo y el cuerpo humano están cubiertos en un 70 por ciento de agua".
Nada extraña que, estando Dick jubilado, haya negado que el waterboarding (técnica del ahogamiento simulado usado por los militares con los prisioneros de Guantánamo), fuera una tortura, justificando que si se aplica con cuidado el sumergir la cabeza de la víctima en agua o verter agua a las fosas nasales para provocar la sensación de asfixia, es de gran utilidad para extraer información de los interrogados y prevenir nuevos ataques terroristas.
No entiende Dick, lo que ve por CNN, que reclamen en Chile los dirigentes estudiantiles cuando los moja el guanaco.
Así, mientras otros se interesaban por ligar chicas, el béisbol o baloncesto secundario. Dick, ocupaba su tiempo en las bibliotecas de su pueblo. Supo que primero fue el agua y que ésta ha sido por siglos signo de purificación presente en las diferentes culturas.
Aprendió que, para Tales de Mileto, el principio o arje de todas las cosas era el agua, se extasió con eso de que "nadie se baña siempre en el mismo río". Alucinó con conocer el Nilo, Ganges, Po y el Amazonas
Y, así como se hizo erudito en el bautismo de Cristo, se convirtió en ferviente admirador del tratamiento que se daba a las brujas en la Edad Media, que eran lanzadas atadas a la parte más profunda de los lagos o caudalosa de los ríos, si sobrevivían eran consideradas brujas y se las quemaba, si morían ahogadas eran purificadas y salvadas.
E ignorando, el apodo de Dick el Acuoso, con que lo molestaban, cuando le consultaban porqué se interesaba tanto respondía una y otra vez "la superficie del mundo y el cuerpo humano están cubiertos en un 70 por ciento de agua".
Nada extraña que, estando Dick jubilado, haya negado que el waterboarding (técnica del ahogamiento simulado usado por los militares con los prisioneros de Guantánamo), fuera una tortura, justificando que si se aplica con cuidado el sumergir la cabeza de la víctima en agua o verter agua a las fosas nasales para provocar la sensación de asfixia, es de gran utilidad para extraer información de los interrogados y prevenir nuevos ataques terroristas.
No entiende Dick, lo que ve por CNN, que reclamen en Chile los dirigentes estudiantiles cuando los moja el guanaco.
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