Por Pepito El Breve
El mediático caso de Curiche o Villarroel, que de homicidas
prófugos en Magallanes, han devenido en rimbombantes y arriesgados acróbatas circenses en Argentina, ha proyectado la fama de los jurisconsultos
regionales, los cuales han recibido llamadas de periodistas de los medios trasandinos
del Gran Buenos Aires Clarín, Pagina 12 o Diario Nación, por nombrar algunos,
consultándoles antecedentes o derechamente si saben el paradero de los acusados.
El trato educado de
los chicos de la prensa de la Hermana República es de destacar, propio de las
normas de urbanidad aprendidas de pibes gracias al manual de los primer grado de “prepa”
o en lo de casa con el “Libro Gordo de Petete”, ya que tras
presentarse como periodistas de tal o cual medio lo primero que consultan es:
-“¿Lo puedo tutear
don? ¿Cómo quiere que le diga, Doctor, Licenciado? ¿Cómo lo llamo?-
Y aunque, cosa poco
común en los hombres de leyes, han sido tentados a cometer pecado capital y querido
vanidosamente escuchar su apellido antecedido de ese académico título de “Doctor”.
Pero, pesa más la ética
del derecho y conociendo que la suplantación de la identidad o el ejercicio ilegal
del Título, puede ser causa para ser formalizado en tribunales de Garantía, responden
humildemente a la periodista:
-“Dígame, abogado no
más”-
No obstante, ha
sabiendas que ante una eventual captura de los prófugos arreciarán las llamadas
de los matutinos argentinos, o porque han
tenido el sueño o la pesadilla de que
los llama Jorge Lanata ( alias El Gordo
Lanata), y como por esto de los turnos no pueden ausentarse mucho de Punta
Arenas, considerando que el cambio de la moneda argentina es conveniente a los
chilenos, han tenido la intención de
llamar a sus colegas de Natales, para encargarles que cuando vayan a Río Turbio,
además de llenar el estanque de nafta, comprar en La Anónima los respectivos
litros de aceite “Cocinero”, pasen por La
Cabaña y junto a los permitidos dos atados de Jockey Club, por favor, pero por
favor, no se olviden de comprarles el libro de Luis Majul “Lanata, Secretos, virtudes y
pecados del periodista más amado y mas odiado de la Argentina” (Editorial Margen Izquierdo primera edición,
diciembre de 2012), porque no vaya a ser cosa que los llame “el gordo” y los encuentre desprevenidos.
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