viernes, 15 de noviembre de 2013

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“Aló, Señor, ¿me escuchas?”

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Por Pepito El Breve

Las antenitas de vinil del Obispo, detectaron la forma de frenar la peligrosa proliferación de la iglesia evangélica con sus diferentes denominaciones en Punta Arenas, que con el paso del tiempo podrían dejar como mera añoranza el sueño de Don Bosco en Magallanes. La nueva técnica del cura para pescar almas utilizaría elementos de la teoría económica incorporando un valor agregado a la comunidad del beato Juan XXIII que sería posible con la instalación de una antena satelital y una estación base de telecomunicaciones de una empresa de telefonía móvil, arrendando para ello el patio de la parroquia con el fin último de atraer al redil a ovejas y corderos de Dios.

Si bien dicha medida ha sido resistida por los vecinos y el obispo se sienta un tanto incomprendido como buen cristiano que es tiene fe no sólo que esta ayudaría a las ya disminuidas arcas católicas sino que, y aquí viene lo importante, por contar con tal tecnología llegarán más piadosos a la parroquia porque se darán cuentas que sus ruegos, plegarias y súplicas gracias a la antena estarán más cerca del cielo y, por ende, de Dios. Es decir, el costo de afear el ambiente e incluso tapar la cruz, traería más réditos y almas a la comunidad.

Al parecer la instalación sí o sí va y así como Vicente Huidobro se jactaba de poseer el teléfono de Hitler, Warhol uno rojo para hablar con Dios, Obama de igual color para hablar con los líderes mundiales, el Obispo tendrá su antena y vía satélite señal directa al Señor.

Habrá que tener eso sí la precaución que con esto del espionaje yanqui la antena no se preste para un espionaje divino y el cura sepa cuáles son los pecados de los fieles antes de ir al confesionario. Porque si bien en Chile no se fiscalizan a los jueces, la iglesia sí podría fiscalizar feligreses.

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