Jorje teillier, Juan Díaz y Rolando Cárdenas. |
La última carta de Rolando Cárdenas
AMARGO ES MI VINO, VIEJO JORGE
El 21 de octubre de 1990, el poeta Rolando Cárdenas murió triste y solitario en su pequeño departamento de la calle Bandera. Su situación afectiva y material había tocado fondo y mientras bebía su vino más amargo escribió la que sería su última carta, dirigida a Jorge Aravena Llanca, escritor, fotógrafo y cantante con residencia en Berlín. A ellos los unía un pasado de fuerte amistad, junto a Jorge Teillier y Juan Guzmán Paredes, entre otros poetas y escritores que se dieron a conocer en la década de los sesenta.
La carta, fechada en octubre de 1990, y que llegara a su destino después de la muerte de Cárdenas, reúne el dolor y la esperanza de Cárdenas. Dolor por su salud quebrantada, por la reciente muerte de su compañera de toda una vida y por el horizonte oscuro que lo acechaba. Esperanza en lo que era su mayor fortaleza, la poesía, y en un último libro "Vastos Imperios" que no llegó a ver publicado en vida y sólo años más tarde fue recogido en el libro "Obra Completa" publicado por Mosquito Editores.
La última carta de Rolando Cárdenas forma parte de un libro preparado por Jorge Aravena y esta es la primera vez que se publica, constituyendo un desgarrador testimonio de vida y consecuencia poética.
Querido amigote Jorge:
Después de tanto tiempo, espero que estas líneas no te extrañen mucho, porque siempre está el recuerdo para los amigos ausentes, y lo primero que espero es que te encuentres bien en compañía de tu familia y otras caras para ti, y estas noticias buenas y de las otras encuentren el destino de tu dirección si es que ella no ha cambiado. Empezaré por las notas buenas. Acabo de entregar por estos días un último texto de poesía y que pueden estar dentro de poco circulando en una dupla con tu compadre Jorge. Los títulos serían Vastos Imperios, el mío, y Hotel Nube, el del vate y que podrían constituir una buena aventura para ambos, porque el tiempo se nos acaba y siempre pasan cosas. Vive en el campo, cerca de Santiago, viene por unos días y regresa a La Ligua. Su salud, como la mía, con altos y bajos, porque somos como monos de porfiados para los copetes. Yo estuve (estoy) bastante enfermo casi de comienzos de año, sin poder trabajar y con las caricias de la parca, aunque lentamente me he ido reponiendo con la llegada del buen tiempo y pareciera que paso otro invierno, y ahora que estoy solo, porque es inevitable no darte la noticia del fallecimiento de mi querida compañera Eliana, hace poco más de un mes, después de una enfermedad muy repentina y dolorosa, de tipo estomacal, entre un día sábado y un domingo, ante mi impotencia por no poder hacer nada, y solos los dos. Fue terrible para mí, y es más terrible olvidar esto todavía. Incinerada, sus cenizas están en Temuco. No esperábamos este desenlace tan feroz.
Y aquí me tienes, haciendo esfuerzos por sobreponerme de mi estado de ánimo, de mi salud, más sacudida por todo esto y lleno de deudas por la mantención del departamento, y de las otras, que llegan en estas circunstancias. Un panorama nada placentero. Por eso, estas líneas, para recurrir a tu generosa ayuda de siempre y con este mismo propósito, estoy escribiendo a Gabriel Barra, por lo que se pueda hacer mientras tanto cambie la situación. Confío y sé que es posible confiar en ustedes, como otras veces. No lo hiciera si no fuera por estas emergencias, pero me atrevo por la vieja amistad que nos une. Sé de tu cariño por lo que fue la Nana y por mí, y considerando esto es que expongo todo lo anterior con toda su triste realidad. Sé, además que me dirás "fuerza canejo" y es lo que se debe hacer, en mi caso. La gracia está en sacar esa fuerza de algún lado, y si no, habrá que inventarla. Amargo es mi vino, viejo Jorge, pero estamos expuesto a esto. Amargo y todo, te recordaré y la recordaré en este vaso. Espero tus noticias y tus palabras que siempre han sido reconfortantes, como tu amistad. Te abraza como siempre, Rolando.
P.D. Saludos de los dos gatitos que me quedan y que comen más que yo. Por ahí, te llegará ejemplar de las publicaciones anunciadas.
Octubre, 1990.
CARTA POSTAL ENVIADA POR JORGE TEILLIER A RAMON DIAZ ETEROVIC
Molino del Ingenio, Febrero, creo, de 1893 (estoy seguro).
Estimado buscador del Cofre de Aquel Muerto:
Como contralor del Unión Chica Steamer de la P.S.N.C. debo comunicarle mis excusas por la inasistencia a las navegaciones y regresos de la tripulación. He sido abandonado en este inhóspito paraje por el Sarolímido y su vehículo semiespacial.
El bar de La Ligua se llama "Ex - Radical". En Cabildo los prostíbulos se llaman pensión. Hay una cada media cuadra. No llegan trenes a ninguna parte. Los habitantes de este planeta nunca leyeron el "Estadio".
Saludos al grumete Ruiz, al tenebroso doctor Stern, Toti "Coipo" España, al Imbunche, Rojas-Bobo o Lobo, al Debe y al Haber.
Jorge.
PD: Si me llaman de Ercilla o Annie, que escribí, estoy vivo, espero volver. Gracias.
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