Por Darío de la Fuente D.
La palabra "avestruz" tiene su origen en la expresión latina "avis struthius" y ésta, a su vez, en el griego "stroythos". Es el nombre vulgar de las aves corredoras de la familia de las estruciónidas, pertenecientes al género estrucio. Es la de mayor tamaño entre las aves conocidas pues suele medir hasta dos metros y medio de alto y dos de largo. Tiene la cabeza aplanada. Su pico es recto, de color amarillento. El cuello es largo de coloración roja y desnudo; las patas son fuertes y robustas; el cuerpo está cubierto de plumas negruzcas; la cola es corta; las alas sin potencia para el vuelo. Las plumas de las alas y la cola son muy demandadas por su suavidad y su presencia rizada de brillante color blanco.
Las corredoras de mayor tamaño, las "struthio camelus" viven en las estepas de Africa y Arabia; son más veloces que un caballo de carrera. Son muy poco inteligentes. Se alimentan de hierbas y semillas, insectos, pequeños vertebrados pero, glotonas, suelen ingerir hasta piedras u otros objetos. Con respecto a esto último, suele vérseles en las caricaturas humorísticas en la actitud de haber tragado un reloj que les abulta desmedidamente la mitad del cuello. En el sentido familiar y figurado, se dice que una persona es "un avestruz" cuando es reconocida por su estupidez o ignorancia.
Uno de los familiares es el "ñandú" (voz guaraní), llamado también avestruz, perteneciente a la familia de las reidas, que se caracterizan por tener tres dedos en cada pata, ninguno posterior. Las reidas, más pequeñas que sus parientes extracontinentales, viven en América del Sur. Se conocen sólo tres especies del género rea. Vulgarmente al ñandú, (rhea americanaalbenseslyn Holmberg), cuando es polluelo, se le llama "charito", después pasa a ser "charo" y más tarde "charabón": esos son su tres nombres en la pampa; en el lago argentino se le suele llamar también, y a veces en Chile, "choique", "surí" y "churí". Según D. Hudson, es el más grande y menos pájaro de los pájaros americanos. Es el rhea americana de Burmeisler; el struthio americano de Linneo.
Desde tiempos antiquísimos, el avestruz fue en Europa, Asia y Africa, un ave de presagio y sortilegio. Sus huesos suelen verse en los altares coptos (copto = cristiano egipcio. Son, en su mayoría eutiquianos, pero los hay católicos que tienen su rito especial). América no está al margen de las creencias. El padre Lozano ha encontrado huevos de ñandú junto a joyas y utensilios en sepulturas guaraníes. En varias partes de Sudamérica, se conserva un huevo vacío de ñandú porque "trae suerte y prosperidad". Cuando a un hombre, su madre, su hermana o su novia le regala una "guayaca" o "chuspa" trabajadas ya sea en el cuero del pescuezo o buche del ñandú, a la vez que darle el regalo mismo, la están deseando suerte, que es lo que en la creencia popular simboliza la piel de esta corredora. Antes de continuar es conveniente aclarar que "guayaca" es voz quichua que significa talega. Es la bolsa de punto, larga y angosta y con anillo corredizo que se usaba antiguamente en Chile para llevar a mano en los bolsillos, monedas de plata y oro. También antiguamente se llamaba así en Chile a una especie de cartera o bolsa cuadrangular para guardar el tabaco a consumir en el día. En el sentido familiar y figurado, en Chile, suele decirse que es "guayaca" por el simplón, el soso, el bobo. La "chuspa" (del quichua "chuspa", es la bolsa de piel que usaban los indígenas peruanos y los camperos de la región del Plata para llevar el mate, los avíos de hacer fuego, monedas y otras cosas por el estilo. En Perú era también el nombre de cierto tejido que se hacía en la provincia de Parinacochas. En Ecuador es bolsa de maza de maíz y también potaje de carne, coles y otras sustancias. Volvamos ahora al avestruz, o, más precisamente, al ñandú.
La gente rural cree que el ñandú empolla los huevos con la fuerza de su mirada. Por eso considera que conservar un huevo vacío ayuda a fortalecer el carácter. Se le estima en tal grado que, además de aquello, ha pasado a ser motivo ornamental. En las antiguas carretas argentinas, de fines del siglo pasado, solía verse este adorno sostenido por una malla de lana puesta, a su vez, en un ramal de cuero que pendía en un palo. Era el signo protector de la buena suerte. En la región de Río Grande do Soul, hermanada a las leyendas de entierros y joyas y monedas de oro y plata, ha surgido la leyenda de "ñhandútela", ígneo y brillante ñandú que cruza raudamente las praderas vecinas a los grandes ríos.
En la farmacopea popular, la grasa de ñandú se aplica en caso de torceduras; el buche, seco y molido a punto de polvo, se da en tisanas a los que sufren de indigestión; con los tientos del ñandú se atan las articulaciones doloridas en caso de reumatismo; el buche molido del ñandú se utiliza para rociar las comidas de los que sufren empacho. En todos estos casos hay que acompañar la medicina con rezos.
En nuestro territorio el ñandú vive en la región altiplánica, vale decir en el norte del país y también en la región patagónica.
Las corredoras de mayor tamaño, las "struthio camelus" viven en las estepas de Africa y Arabia; son más veloces que un caballo de carrera. Son muy poco inteligentes. Se alimentan de hierbas y semillas, insectos, pequeños vertebrados pero, glotonas, suelen ingerir hasta piedras u otros objetos. Con respecto a esto último, suele vérseles en las caricaturas humorísticas en la actitud de haber tragado un reloj que les abulta desmedidamente la mitad del cuello. En el sentido familiar y figurado, se dice que una persona es "un avestruz" cuando es reconocida por su estupidez o ignorancia.
Uno de los familiares es el "ñandú" (voz guaraní), llamado también avestruz, perteneciente a la familia de las reidas, que se caracterizan por tener tres dedos en cada pata, ninguno posterior. Las reidas, más pequeñas que sus parientes extracontinentales, viven en América del Sur. Se conocen sólo tres especies del género rea. Vulgarmente al ñandú, (rhea americanaalbenseslyn Holmberg), cuando es polluelo, se le llama "charito", después pasa a ser "charo" y más tarde "charabón": esos son su tres nombres en la pampa; en el lago argentino se le suele llamar también, y a veces en Chile, "choique", "surí" y "churí". Según D. Hudson, es el más grande y menos pájaro de los pájaros americanos. Es el rhea americana de Burmeisler; el struthio americano de Linneo.
Desde tiempos antiquísimos, el avestruz fue en Europa, Asia y Africa, un ave de presagio y sortilegio. Sus huesos suelen verse en los altares coptos (copto = cristiano egipcio. Son, en su mayoría eutiquianos, pero los hay católicos que tienen su rito especial). América no está al margen de las creencias. El padre Lozano ha encontrado huevos de ñandú junto a joyas y utensilios en sepulturas guaraníes. En varias partes de Sudamérica, se conserva un huevo vacío de ñandú porque "trae suerte y prosperidad". Cuando a un hombre, su madre, su hermana o su novia le regala una "guayaca" o "chuspa" trabajadas ya sea en el cuero del pescuezo o buche del ñandú, a la vez que darle el regalo mismo, la están deseando suerte, que es lo que en la creencia popular simboliza la piel de esta corredora. Antes de continuar es conveniente aclarar que "guayaca" es voz quichua que significa talega. Es la bolsa de punto, larga y angosta y con anillo corredizo que se usaba antiguamente en Chile para llevar a mano en los bolsillos, monedas de plata y oro. También antiguamente se llamaba así en Chile a una especie de cartera o bolsa cuadrangular para guardar el tabaco a consumir en el día. En el sentido familiar y figurado, en Chile, suele decirse que es "guayaca" por el simplón, el soso, el bobo. La "chuspa" (del quichua "chuspa", es la bolsa de piel que usaban los indígenas peruanos y los camperos de la región del Plata para llevar el mate, los avíos de hacer fuego, monedas y otras cosas por el estilo. En Perú era también el nombre de cierto tejido que se hacía en la provincia de Parinacochas. En Ecuador es bolsa de maza de maíz y también potaje de carne, coles y otras sustancias. Volvamos ahora al avestruz, o, más precisamente, al ñandú.
La gente rural cree que el ñandú empolla los huevos con la fuerza de su mirada. Por eso considera que conservar un huevo vacío ayuda a fortalecer el carácter. Se le estima en tal grado que, además de aquello, ha pasado a ser motivo ornamental. En las antiguas carretas argentinas, de fines del siglo pasado, solía verse este adorno sostenido por una malla de lana puesta, a su vez, en un ramal de cuero que pendía en un palo. Era el signo protector de la buena suerte. En la región de Río Grande do Soul, hermanada a las leyendas de entierros y joyas y monedas de oro y plata, ha surgido la leyenda de "ñhandútela", ígneo y brillante ñandú que cruza raudamente las praderas vecinas a los grandes ríos.
En la farmacopea popular, la grasa de ñandú se aplica en caso de torceduras; el buche, seco y molido a punto de polvo, se da en tisanas a los que sufren de indigestión; con los tientos del ñandú se atan las articulaciones doloridas en caso de reumatismo; el buche molido del ñandú se utiliza para rociar las comidas de los que sufren empacho. En todos estos casos hay que acompañar la medicina con rezos.
En nuestro territorio el ñandú vive en la región altiplánica, vale decir en el norte del país y también en la región patagónica.
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