lunes, 4 de octubre de 2004

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Osvaldo Wegmann: El naufragio de Las Pinnas

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Dentro de pocos días se cumplirán 53 años del naufragio de la barca alemana "Pinnas", desarbolada por una tempestad al sur del Cabo de Hornos, y el salvataje de su tripulación, por el vapor chileno "Alfonso", de la firma regional Menéndez Behety, al mando de ese lobo de mar que fue el capitán Jorge Jensen Hansen. Yo era niño cuando ocurrieron estos hechos, pero me enteré de ellos por las noticias que propalaron los diarios y revistas de la época (no había radio) y la importancia que a la intervención de los marinos chilenos les atribuyeron los miembros de la colectividad alemana, con la cual me hallaba vinculado.
Varias veces en mi hogar en Puerto Natales, donde solía visitarnos el ingeniero Antonio Luksic, le oí contar a mi padre esta aventura (él tomó las fotos que aún circulan), que años más tarde le oí relatar con mucha modestia, al propio capitán Jensen. El capitán Enrique Inhoff, que era segundo piloto y le correspondió patronear la chalupa que rescató a los naúfragos, me hizo el relato una vez, a bordo de la antigua motonave "Carmen". Y me la contaron una y otra vez el viejo capitán Ricardo Toledo, que en esa época era tercer piloto del "Alfonso" y el ingeniero inspector Marcos Barría, que hacía su aprendizaje como aspirante. Todos ellos coincidieron en los detalles del relato verídico, emocionante, impresionante, que nos entregaron con la sencillez de quien relata una maniobra diaria. Así, sin alardes ni estridencias.
La barca alemana "Pinnas", que navegaba de Hamburgo a Valparaíso, con cargamento de cemento, artículos sanitarios y carga surtida, fue sorprendida por un temporal deshecho al sur del Cabo de Hornos. La nave de 2.400 toneladas había sido desmantelada, conservaba el palo real del mesana y una vela cuadra desgarrada, atravesada a la mar, que baldeaba sus cubiertas e inundaba sus bodegas. Se hallaba en los 50º 20' Sur y 73º 30' Weste, en la denominada "región de los temporales".
El capitán del vapor "Alfonso", don Jorge E. Jensen H., que navegaba de Valparaíso a Punta Arenas, informó a la Gobernación Marítima y a la empresa armadora, que el 23 de abril de 1929, a la altura del Cabo Tamar, en el Estrecho de Magallanes, había interceptado un llamado de auxilio de la barca alemana "Pinnas", pidiendo que le salvaran a la tripulación en peligro de muerte, pero no logró captar bien la posición de la nave. Las coordenadas transmitidas por el radiotelegrafista del buque náfrago fueron obtenidas por el Gobernador Marítimo, capitán de fragata Miguel Elizalde.
El "Alfonso" llegó al puerto, desembarcó sus pasajeros y, enseguida, con toda la carga, zarpó a la zona del Cabo de Hornos, llevando a un representante de la autoridad marítima. Siguió la ruta de los canales fueguinos, hacia el canal Beagle y por el paso Murray salió al mar abierto en demanda del sitio en que debería estar la nave. No fue fácil ubicarla, porque había derivado con el temporal, que no amainaba. El 25 de abril el "Alfonso" estuvo a la cuadra de la barca naúfraga, pero no pudo acercarse debido al viento que arreciaba y soplaba a más de cien kilómetros por hora. A bordo de la "Pinnas" los alemanes saludaban alborozados la llegada de los chilenos y luchaban denonadamente en los preparativos de la maniobra de salvataje; pero Jensen no los abordaba aún. Se mantenía alerta, en espera de un recalmón, de condiciones más favorables para un rescate, que esperaba realizar con cero faltas. Mientras tanto en el "Alfonso" la gente inquieta aguardaba el momento en que ordenaran el abordaje, para salvar a esos 25 hombres expuestos a una muerte inminente.
El temporal estuvo destruyendo los mástiles los días 24 y 25, y siguió el 26, sin que fuera posiblemente hacer humanamente nada para salvar a la gente. La tripulación advertía que el barco le escoraba cada hora más, que el agua subía y que estaba próximo el hundimiento y deseaban vender cara sus vidas. El viejo Jensen observaba calculando la hora del asalto. Se percata con satisfacción que el temporal decrece al anochecer, aunque sin disminuir el oleaje.
El 27 en la mañana las olas barrían la cubierta de la "Pinnas". El peligro es grande y el derrumbe se aproximaba. Jensen infunde valor a su gente resuelve la única maniobra posible en esas condiciones y a esa altura. A las 9 de la mañana envía un bote salvavidas, con cinco remeros, al mando del segundo piloto Enrique Imhoff, de ascendencia alemana, a rescatar a los naúfragos, que debían desembarcarse por un cabo desde el bauprés, al fin de que la embarcación no se estrellase contra el casco.
El bote parte. El piloto es apenas un muchacho, pero es un gran marino. Se suceden dos horas de lucha agotadora y el éxito corona los esfuerzos de estos bravos hombres de mar. En dos viajes son rescatados los 24 tripulantes y el capitán que baja el último.
Los naúfragos salvados se llamaban: capitán L. Lehmann; 1er oficial H. Kramer; 2º oficial Molitier; 3er oficial Troferin; carpintero Schomeyer; donquero Weissner; velero Zulage; telegrafista Holz; cocinero Svenssen; ayudante de cocina Nietsche; marineros Weihs, Boetchers, Schoumacher, Steffens, Nielsen, Storrs, Beckmann, Wickenning, Craulich, Hindermann, Natgius, Hirn, Monneishen, Heitling y Zakarías.


La Prensa Austral, 8 de abril de 1982.


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