"Chiche" fuma en cachimba, pero casi lo liquidan en la perrera.

ARTISTA DE TEATRO

LA vida bohemia de los artistas atrae a muchas personas. La juventud, los deseos de recorrer el mundo y el cariño por el arte, convierten a los hombres en viajeros empedernidos de todos los caminos, que al fin terminan largando anclas en un puerto cualquiera del mundo, donde viven de recuerdos, añorando los años de la farándula, por tierras donde fueron aclamados por distintos públicos que les brindaron millones de aplausos.
Y no sólo en los hombres existe esta inclinación a la errancia de la farándula. Hay animales también que han recorrido el mundo, haciendo sus gracias de pueblo en pueblo, convirtiéndose en los predilectos de distintos públicos que los recuerdan y los extrañan.
En Punta Arenas tenemos a uno de ellos. Es "Chiche", el perro andariego, que después de recorrer todos los caminos de América, se quedó en Punta Arenas, fiel a su amo, a quien acompaña diaramente en el negocio de "La Ruca", en plena calle Bories.
Es un perrito amaestrado, que tiene mil gracias. Sabe comprar, y no paga mientras no le entreguen la mercadería. Cuando el sol alumbra fuerte usa gafas ahumadas, y en los ratos de ocio (que para él son pocos), fuma plácidamente la cachimba.

"Chiche" nació en Río Gallegos. Es argentino, aunque no lo demuestra. En 1936, cuando tenía sólo pocos días, su amo se lo regaló a don Reinaldo Díez, que en ese tiempo formaba parte de la Compañía de Dramas y Comedias María Ruíz Madrid.
Reinaldo dijo: - "Bueno para algo servirá este perro. Es una cruza de ovejero con ratonero. Crecerá y aprenderá a trabajar en las tablas".
Así fue. "Chiche" aprendió a trabajar y muy bien. Tan es así, que en diversas comedias tenía papeles principales. Trabajaba desde el principio al fin, sin equivocarse nunca. En todos los pueblos aplaudían su gracia.
Así recorrió toda la Argentina, en una larga jira de cuatro años, luego Chile, Perú y Paraguay y Uruguay. Tuvo aventuras en las ruinas incaicas de Machupichu y Cuzco y fue damnificado del terremoto de Lima.

ESTUVO EN LA PERRERA

Cuando llegó a Punta Arenas, reinaldo cumpliendo con los reglamentos le compró la patente respectiva. Durante tres años tuvo el número uno. Ahora tiene el dos, porque "Chiche" se descuidó en acudir a tiempo a la Inspección de Patentes.
Una vez hubo una equivocación con "Chiche", y lo pescó la perrera. Se lo llevaron entre un grupo numeroso de perros vagos. En vano alegaba su calidad de artista y de perro casero. Tras una serie de explicaciones y trámites, en que intervino su amo, se libró de ser sacrificado, porque ya le habían firmado la condena de muerte.
Ahora no descuida su patente, que lleva al cogote con una correa muy segura, para no perderla.

TIENE ANECDOTAS TAMBIEN

Como todo artista "Chiche" tiene también sus anécdotas. Pero él no quiere contarlas y debe hacerlo, por tanto, su amo.
Reinaldo Diez nos cuenta que la compañía teatral había llegado a Lima, y llevaban en los carteles el anuncio de una comedia, en que "Chiche" desempeñaba importante papel. Por este motivo, su amo no lo descuidaba y salía con él a efectuar diarios paseos.
Un día, en que debía debutar "Chiche", circularon rumores de que algunos subditos japoneses se les descubrió un arsenal con armamentos de guerra. El pueblo indignado se lanzó sobre los negocios de los japoneses a golpear a los hijos del sol naciente. Se formó una confusión tan grande, que la gente corrió por las calles para evitar cualquier desgracia.
De repente, Reinaldo Diez se dio cuenta que su perro había desaparecido. Lo buscó afanosamente, pero sin resultado. Desesperado pensaba en la comedia de esa noche en que "Chiche" tenía importante papel, y corrió a comunicarle el asunto al empresario, para que cambiara el programa hasta lograr hallar al perro.
Pero al llegar al teatro "Chiche" estaba en la puerta, esperando. El perro andariego tiene un gran concepto de lo que es el deber. Y esa noche debutó con gran éxito.

NOTICIAS GRAFICAS DE MAGALLANES, domingo 17 de marzo de 1946.

Texto preparado por Jorge Díaz Bustamante