Por Osvaldo Wegmann Hansen
El poeta regional Silvestre Fugellie, que a menudo nos deleita con sus crónicas sobre el pasado magallánico, nos entregó hace pocos días un interesante relato sobre la fundación del Club Aéreo de Punta Arenas. Cuando uno lee estas cosas, ocurridas hace tantos años con personajes ya desaparecidos que conoció personalmente, da la sensación de estar poniéndose viejo. Mencionó a Santiago Leitao, oficial de la FACH, el mismo que tuvo un accidente en Puerto Bories cuando yo era niño. Amarizó con su hidroavión frente al frigorífico y chocó con una viga que flotaba en el mar. Lo salvó el capataz Antonio Saldivia, padre de un compañero del colegio. Arturo Meneses solía llegar también a Puerto Natales en un hidroavión Sikorsky, que era anfibio y salía a tierra al lado del aserradero de Youssuf. A Alfredo Landolt lo conocí después, intentando construir un avión sin motor, junto con Carlos Fischer, primer mártir de la aviación en Magallanes.
En Puerto Natales había inquietud por la aviación y se acrecentó con la llegada del teniente Julio Gallardo Donoso, en 1945. Era el primer oficial de Carabineros que había obtenido el brevet de piloto civil. Pocos años después, trasladado al norte, se mató en un vuelo a la altura de San Felipe. El aeropuerto de Natales lleva su nombre como un merecido homenaje, por lo que él hizo y por el afecto que conquistó entre sus numerosos amigos natalinos.
Me correspondió participar en la fundación del Club Aéreo de Puerto Natales, el 20 de agosto de 1945, en una reunión convocada por el teniente Gallardo, que se celebró en el casino de oficiales de la Segunda Comisaría. El señor Gallardo nos expresó que llegaba destinado por varios años a la ciudad y que quería aprovechar su experiencia y el entusiasmo de la juventud, para formar una institución con todas las de la ley, similar a las que existían a lo largo del país y que, igual que aquellas, estaría afiliada al Club Aéreo de Chile, cumpliendo los requisitos y exigencias que impone la Dirección Aeronáutica.
En esta misma reunión se nombró una comisión organizadora, que formamos, como presidente el piloto civil Julio Gallardo Donoso; como secretario René Adema Gallardo; como asesor Amarante Valverde y como secretario de prensa y propaganda el autor de estas líneas.
Fundado el club, se abrió un registro de socios, en el cual se inscribieron numerosos jóvenes de ese tiempo. La comisión inició de inmediato una campaña, para construir una cancha de aterrizaje, que permitiera la llegada de aviones, y que sirviera además para actividades futuras de la institución. Cooperó con entusiasmo y eficiencia el gobernador Humberto Jara Sánchez. Se buscaron terrenos en los alrededores de la ciudad, pero no sirvieron, a juicio de los técnicos. Hasta que el jefe de la posta LAN Chile, Alfonso Cuadrado Merino, experto piloto, recomendó los que están ubicados entre el camino a Puerto Prat y la estancia Bories, que fueron obtenidos de los propietarios para los fines propuestos.
Apenas asomó la primavera, el club tenía ya setenta socios, entre ellos treinta aspirantes a pilotos. Los más jóvenes y fuertes acompañaron al teniente Gallardo y comenzaron a trabajar en el despegue de la cancha. Hacha en mano y con destroncadoras, hicieron desaparecer poco a poco las matas de calafates y los troncos de árboles; la Municipalidad prestó un rolo; socios trajeron bueyes; se emparejó y ripió la cancha; se midió y señalizó el terreno y finalmente se construyó una caseta. Y en el verano aterrizó el primer avión procedente de Punta Arenas, trayendo mayor entusiasmo en el zumbido de su hélice. En esa oportunidad se abrió oficialmente el registro de aspirantes a pilotos y se inscribieron, los primeros, el gobernador Humberto Jara Sánchez y el Alcalde Sandalio Vivar Vivar.
La comisión organizadora había cumplido su misión. Correspondía elegir el primer directorio titular, que quedó formado de la siguiente manera: Dr. René Retamal V., presidente; David Canobra D., vicepresidente; René Adema G., secretario; René Mansilla, prosecretario; Constantino Gafo L., tesorero; Julio Gallardo Donoso, asesor técnico; y Amarante Valverde, director.
El entusiasmo era grande. Los socios del Club Aéreo vistieron uniforme y desfilaron en fiestas patrias. Se comenzó a reunir dinero para comprar un avión. Así iban las cosas cuando abandoné Puerto Natales. Pasó el tiempo. Se fue el teniente Gallardo. El club entró en receso. Pero la cancha de aterrizaje fue utilizada por aviones de LAN, de la FACH y de TAMA. En un tiempo el club fue reorganizado por el emprendedor piloto Ernesto Scabini, quien no se encuentra ahora entre nosotros.
Puerto Natales tiene escasos contactos aéreos. Es de esperar que queden aún algunos románticos, igual que Julio Gallardo, embelesados por el sueño de volar.
La Prensa Austral, 10 de junio de 1982.
En Puerto Natales había inquietud por la aviación y se acrecentó con la llegada del teniente Julio Gallardo Donoso, en 1945. Era el primer oficial de Carabineros que había obtenido el brevet de piloto civil. Pocos años después, trasladado al norte, se mató en un vuelo a la altura de San Felipe. El aeropuerto de Natales lleva su nombre como un merecido homenaje, por lo que él hizo y por el afecto que conquistó entre sus numerosos amigos natalinos.
Me correspondió participar en la fundación del Club Aéreo de Puerto Natales, el 20 de agosto de 1945, en una reunión convocada por el teniente Gallardo, que se celebró en el casino de oficiales de la Segunda Comisaría. El señor Gallardo nos expresó que llegaba destinado por varios años a la ciudad y que quería aprovechar su experiencia y el entusiasmo de la juventud, para formar una institución con todas las de la ley, similar a las que existían a lo largo del país y que, igual que aquellas, estaría afiliada al Club Aéreo de Chile, cumpliendo los requisitos y exigencias que impone la Dirección Aeronáutica.
En esta misma reunión se nombró una comisión organizadora, que formamos, como presidente el piloto civil Julio Gallardo Donoso; como secretario René Adema Gallardo; como asesor Amarante Valverde y como secretario de prensa y propaganda el autor de estas líneas.
Fundado el club, se abrió un registro de socios, en el cual se inscribieron numerosos jóvenes de ese tiempo. La comisión inició de inmediato una campaña, para construir una cancha de aterrizaje, que permitiera la llegada de aviones, y que sirviera además para actividades futuras de la institución. Cooperó con entusiasmo y eficiencia el gobernador Humberto Jara Sánchez. Se buscaron terrenos en los alrededores de la ciudad, pero no sirvieron, a juicio de los técnicos. Hasta que el jefe de la posta LAN Chile, Alfonso Cuadrado Merino, experto piloto, recomendó los que están ubicados entre el camino a Puerto Prat y la estancia Bories, que fueron obtenidos de los propietarios para los fines propuestos.
Apenas asomó la primavera, el club tenía ya setenta socios, entre ellos treinta aspirantes a pilotos. Los más jóvenes y fuertes acompañaron al teniente Gallardo y comenzaron a trabajar en el despegue de la cancha. Hacha en mano y con destroncadoras, hicieron desaparecer poco a poco las matas de calafates y los troncos de árboles; la Municipalidad prestó un rolo; socios trajeron bueyes; se emparejó y ripió la cancha; se midió y señalizó el terreno y finalmente se construyó una caseta. Y en el verano aterrizó el primer avión procedente de Punta Arenas, trayendo mayor entusiasmo en el zumbido de su hélice. En esa oportunidad se abrió oficialmente el registro de aspirantes a pilotos y se inscribieron, los primeros, el gobernador Humberto Jara Sánchez y el Alcalde Sandalio Vivar Vivar.
La comisión organizadora había cumplido su misión. Correspondía elegir el primer directorio titular, que quedó formado de la siguiente manera: Dr. René Retamal V., presidente; David Canobra D., vicepresidente; René Adema G., secretario; René Mansilla, prosecretario; Constantino Gafo L., tesorero; Julio Gallardo Donoso, asesor técnico; y Amarante Valverde, director.
El entusiasmo era grande. Los socios del Club Aéreo vistieron uniforme y desfilaron en fiestas patrias. Se comenzó a reunir dinero para comprar un avión. Así iban las cosas cuando abandoné Puerto Natales. Pasó el tiempo. Se fue el teniente Gallardo. El club entró en receso. Pero la cancha de aterrizaje fue utilizada por aviones de LAN, de la FACH y de TAMA. En un tiempo el club fue reorganizado por el emprendedor piloto Ernesto Scabini, quien no se encuentra ahora entre nosotros.
Puerto Natales tiene escasos contactos aéreos. Es de esperar que queden aún algunos románticos, igual que Julio Gallardo, embelesados por el sueño de volar.
La Prensa Austral, 10 de junio de 1982.
Comments
1 comments to "Club Aéreo natalino"
09:37
Estimado Hugo, le envié un correo. Por favor revisar, tal vez quedó en Spam.
Saludos!
Iana R.
Publicar un comentario