Electores dipsómanos

Por Pepito El Breve

En el imaginario bohemio nacional existe la creencia de que Punta Arenas, como buena ciudad puerto que se precie, tiene una vida nocturna por decir lo menos, generosa, lo cual es una orgullosa excusa identitaria para los beodos parroquianos. Son frecuentes los ranking y discusiones de cantina, mejor pub, digamos ahora, que ubican a la Capital de la Patagonia, en el primer puesto para empinar el codo, aún cuando quienes se las dan de instruidos, por lo general, envidiosos nortinos, argumentan que aquello es falso y que ese lugar le corresponde a Carahue. Si bien lo anterior no pasa de ser un mito de la cultura popular magallánica, sorprendió a muchos la declaración pública del PPD comunal, otrora firme luchador de las más amplias libertades ciudadanas, liberalización de la marihuana entre otras cosas, que en su parte final cuestiona que la noche previa a las elecciones municipales se permitió por la autoridad el funcionamiento de los locales nocturnos lo que sería contradictorio con el voto voluntario. Nos querrá decir el PPD, que más del 60 por ciento de la población que no votó fue porque estaba carreteando, o andaba con la caña, a lo mejor tienen razón los politólogos que hablan de la necesidad de tener electores cautivos, porque no hay que confundir libertad con libertinaje y una cosa es la falta de educación cívica y otra, la de cultura etílica.