domingo, 10 de febrero de 2013

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Amigos del cordero magallánico

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Por Pepito El Breve
Dos potentados magallánicos preparando un pedacito de cordero.
Un  amigo del conti visitó la región, le maravilló el Parque Torres del Paine y se sorprendió gratamente de lo económico de Sánchez y Sánchez (nuestro Patronato y Meiggs local abierto todo el año) de la nueva y remozada Zona Franca de Punta Arenas

 

Gustoso de las bebidas espirituosas, cuando lo fui a ver donde se alojaba lo encontré disfrutando un Absenta comprado en Abu Gosch, “no pude negarme al encanto del Hada Verde -dijo- estaba a la mitad de precio que allá”, lo escuché atento y me maldije de optar aún por la abstinencia.

 

Platicamos harto y concordamos en que no solo Tierra del Fuego es una isla sino que Magallanes toda lo es, porque para viajar a Chile hay que pasar por Argentina o navegar por vía marítima en una travesía un tanto movida. Y que gracias a las grandes cadenas de supermercados que se han instalado hoy se puede comer la insípida fruta transgénica a un precio aceptable, a fin de cuentas a quién le importa el sabor, todo sea por consumir vitaminas. 

 

Me dijo que volvería a la zona ya que, cosa curiosa, había comido calafate, parece que aún quedan por ahí,  que incluso había besado el dedo gordo del pie del indígena ona y que no le incomodo la escasa señalización caminera para llegar a Fuerte Bulnes, mejor aún vivió como una aventura extrema su extravío y pudo consultar a un turista defraudado que le indicó el camino y le recomendó no ir porque el ingreso costaba muy caro.

 

Pero él, obstinado como es, no desistió de su idea a fin de cuentas había viajado un largo trecho para llegar hasta allí y prosiguió su camino a la entrada del Fuerte, donde unos jóvenes guardias, típicos estudiantes que trabajaban part time, lo conminaron a cancelar la entrada:  

 

·         12 mil pesos si se es turista extranjero

·         8 lucas para los compatriotas del conti

·         Y 4 lucas para los originales isleños

 

Él, vivo como siempre, le señaló que si bien era del norte vivía acá por lo que podían considerarlo ya un nativo más de nuestra gran isla, ergo debían cobrarle 4 mil pesos no más.

 

Un tanto incrédulos los muchachos le preguntaron si tenía como probarlo. Mostró el llavero donde se alojaba en Punta Arenas, se explayó en la historia del Fuerte y gracias a su saber  antropológico les habló de los usos culinarios magallánicos y que ahora él también se come las uvas con pepas y los tomates con cuero.

 

Parece que fue muy convincente o muy insistente, porque  terminó pagando sólo dos lucas con el compromiso de que a su regreso a Punta Arenas, (en el fuerte no existe señal de Internet), se inscribiera en la página on line como “Amigos del Fuerte Bulnes”, algo así como la Sociedad del Rifle Yanki, ya que sólo los inscritos en dicha web tienen derecho a pagar esa cantidad, harto menos que las 8 lucas iniciales.

 

Cuando nos despedimos, me repitió que volvería pronto ya que le faltó comer cordero.  No sería yo quien lo desanime, pero dudo que a ganaderos y  comerciantes se les ocurra construir una página con membresía de “Amigos del cordero magallánico”,  para comprarlo más barato.

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