Leyendo un poco acerca del “romántico” día de San Valentín, llamó mi atención la dualidad semántica que de un mismo hecho o acontecimiento se puede dar, dependiendo de quienes hayan sido sus protagonistas. Veamos lo que nos narra la historia acerca del día 14 de febrero.
Primero que todo, hay
que decir que, para variar, el Día de San Valentín es una celebración originaria
de países anglosajones (Inglaterra, Escocia, Irlanda, etc.), es decir, es
propio de la cultura europea. Es cierto, los avances tecnológicos, Internet
la Globalización, el Fondo Monetario Internacional y los grandes centros
comerciales, han permitido que penetre en Chile, un pueblo de mayoritaria
ascendencia Mapuche, que en este caso y como en otros, rinde tributo a una
manifestación cultural extranjera.
El Amor:
En este día, las parejas de enamorados expresan su
amor y cariño mutuamente. Se celebra el 14 de febrero, onomástico de San
Valentín, un mártir cristiano que fue cruelmente asesinado por los romanos al
revelarse contra el Emperador Claudio II, quien había prohibido el casamiento
entre jóvenes parejas para así tener un ejército de legionarios más fuertes y
comprometidos con el imperio. Valentín, no respetó el dictamen y continuó
casando a parejas en la clandestinidad hasta que el emperador se enteró y acabó
con los días del religioso, eso ocurrió un día 14 de febrero del año 270 de
nuestra era. San Valentín, tuvo el mérito de haber hecho un milagro al devolverle
la vista a una niña romana ciega llamada Julia. En gratitud, la joven plantó un
almendro de flores rosadas junto a su tumba. De ahí que el almendro sea símbolo
de amor y amistad duradera.
La Masacre:
En la década de 1930,
la ciudad de Chicago, en Estados Unidos, era el epicentro del gansterismo
mundial. Allí imponían sus reglas temidos asesinos sicilianos como Al Capone y
Bugs Moran, rivales irreconciliables que luchaban por dominar los más
importantes sectores de la ciudad para imponer su ley de extorción y muerte.
Al Capone ordenó a sus
hombres eliminar a Moran y a sus gánster. La operación planeada fue simple pero
efectiva. Los hombres de Capone se disfrazaron de policías y fingieron una
redada para que los miembros de la banda rival no opusieran resistencia. Los siete
pistoleros de Moran fueron desarmados y puestos contra la pared, para luego ser
ametrallados a sangre fría, los que sobrevivieron a las ráfagas, fueron rematados con un tiro
de gracia. Sin embargo, Bugs Moran se salvó debido a que no se encontraba con
sus hombres, estaba en una peluquería. Este sangriento episodio nunca pudo ser
aclarado y no hubo responsables. Al Capone falleció de sífilis en 1947, después
de haber estado preso por evasión de impuestos en la
cárcel de Alcatraz. Por su parte, Bugs Moran nunca se recuperó del golpe que le
propinó Capone y finalmente murió de cáncer en 1957. La Matanza de San
Valentín, ocurrida un 14 de febrero de 1929, fue una masacre de película que
conmocionó al mundo de entonces.
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