martes, 10 de diciembre de 2013

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Entrevista a Patti Smith por Simon Reynolds

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Patti Smith luce hoy tan imponente como aquel ícono instantáneo de 28 años que observaba provocativamente al espectador desde la tapa de Horses (1975), álbum que cumple 30 años. Con su nariz fuerte y afilada, su figura esbelta, sigue siendo andrógina, pero su apariencia ahora tiene cierto halo de "gloria raída".

Es una sobreviviente profundamente marcada de una época más libre, la frontera perdida del rock'n'roll. La vida ha golpeado bastante a Smith en los últimos 15 años. La vida, o más exactamente, la muerte: algunos de sus seres queridos muertos son su marido Fred Smith, su amigo (y fotógrafo de Horses ) Robert Mapplethorpe, su hermano Todd Smith, y su pianista durante mucho tiempo Richard Sohl (muertos antes de lo debido) además de sus dos padres, y su amigo del alma, el escritor William Burroughs. En los primeros tiempos, muchos de sus temas salían de sus sueños, pero ahora, señala Smith, "mis sueños están poblados de gente que perdí".

Me encuentro con Smith en un café del Greenwich Village al que va desde hace más de cuatro décadas. La primera vez fue en 1964, cuando, recién llegada del sur rural de Jersey, miraba Manhattan con ojos asombrados. Señala en la vereda de enfrente una puerta roja varias casas más adelante: "Yo estaba sentada acá mirando y salió Bob Dylan: ¡vivía ahí!".

Patti Smith es un ícono, pero empezó como una iconógrafa: desarrolló su presencia a través de un estudio atento de sus héroes: Dylan, Jim Morrison, Jimi Hendrix y, pese a lo inverosímil que pueda parecer, el animador de TV Johnny Carson. De esta figura aparentemente mediocre, Smith aprendió técnicas de elegancia bajo presión que la ayudaron a enfrentar los públicos hostiles que le tocaron en los primeros tiempos.

En varios sentidos, el paralelo más cercano para Patti Smith es David Bowie. Los dos surgieron a comienzos de los setenta, momento en que el rock había desarrollado una historia suficiente como para que los artistas pudieran jugar con los mitos y arquetipos de género. Además de permitir que Smith se anunciara al mundo, Horses también sirvió como un homenaje a su panteón de estrellas idolatradas. "Lo que quería hacer en el rock'n'roll era fusionar la poesía con paisajes sonoros y los dos que lo habían hecho fueron Jimi Hendrix y Jim Morrison".

Esa obsesión con Hendrix va a aflorar nuevamente en el show Songs of Experience en el Royal Festival Hall el domingo 26. Es la noche final del Festival Meltdown, una quincena de eventos de la que es curadora, en honor de otros favoritos inspiradores como William Blake y Bertolt Brecht, y que incluye a una serie de intérpretes que ella admira, entre ellos Television, Yoko Ono y Sinéad O'Connor. La principal atracción de Meltdown, sin embargo, es la interpretación actual de Horses el sábado próximo en su totalidad y en la secuencia original (algo que Smith no hizo nunca), con una banda que incluye al guitarrista de Television, Tom Verlaine y al productor del álbum, John Cale.

Horses, superando el primer álbum de los Ramones por cinco meses, es considerado generalmente no sólo uno de los debuts más asombrosos de la historia del rock sino la chispa que encendió la explosión punk. Sólo que, dejando de lado la versión inicial de Gloria, el clásico de grupos de garaje de los años sesenta, no suena tan punky. De hecho, sus dos mejores temas — Birdland y Land, ambos excursiones de nueve minutos de poesía cautivante sobre un sonido improvisado— están lo más alejados que se puede imaginar del estilo Ramones de dos acordes/dos minutos. A diferencia de Morrison, un rockero que ansiaba ser aceptado como poeta serio, Smith era una poetisa publicada con dos volúmenes de poesía en su haber, que comenzó a incorporar la guitarra eléctrica (provista por su amigo crítico de rock Lenny Kaye) a sus lecturas. El concepto inicial, en aquellos días del bar neoyorkino CBGB del 75 (donde tocaban Television, Richard Hell, Ramones) fue "Rock'n'Rimbaud", por el poeta maldito francés.

Entonces, la mayoría de los oyentes supusieron que su cover de Van Morrison/Them, Gloria, se volvía intencionalmente un himno lesbiano. Coqueteando con una "joven cosita dulce", Smith se zambulle con una rapacidad voluptuosa en líneas como "La haré mía". Al contrario, dice Smith. "A nivel sexual, soy realmente normal", dice, confesando que es, en todo caso, un poco puritana. "Siempre me divirtió hacer temas trans-género. Es algo que aprendí de Joan Báez, que a menudo cantaba canciones que tenían un punto de vista masculino. No, mi obra no refleja mis preferencias sexuales, refleja el hecho de que siento una libertad total como artista. Es por eso que en la solapa de Horses se lee esa declaración acerca de estar más allá del género. Con eso me refería a que, como artista, puedo adoptar cualquier posición, cualquier voz que quiera".

De todos modos, si se tiene en cuenta ese halo de "tercer sexo" en la tapa de Horses, no cuesta mucho ver por qué Gloria fue tomado como un tema de amor sáfico... Redondo Beach, el tema que le sigue, también fue interpretado en general como el lamento de una mujer cuya novia se suicidó y cuyo cuerpo aparece en una playa de Los Angeles popular entre lesbianas y gays. En realidad, dice Smith, es una canción sobre su hermana Linda, una suerte de fantasía morbosa arraigada en el remordimiento: las dos estaban alojadas juntas en el Chelsea Hotel. Se pelearon y Linda desapareció generándole a Patti angustia.

Lo extraño es que, a pesar de ser una bohemia de Nueva York cuyo ídolo era el poeta simbolista Arthur Rimbaud, Smith hasta ese momento se había mantenido alejada de las drogas. Lo atribuye en parte a su constitución (de chica había tenido una enfermedad tras otra: bronquitis, tuberculosis, escarlatina, "tres clases distintas de sarampión"), y en parte a su respeto romántico por las sustancias que alteran la conciencia. "Las consideraba tan sagradas como un secreto, algo para los músicos de jazz o los shamanes Hopi. Odiaba que las drogas se hubieran aburguesado en los sesenta".

Nacida en Chicago el último día de 1946, Smith pasó la mayor parte de su infancia en la zona sureña de New Jersey. El paisaje misterioso de la región con pantanos, y granjas con cerdos, incrementó su sensación de alienación. Recuerda que la asustaban los gruñidos y gritos extraños de los puercos. Con sus hermanos estaban casi siempre solos, porque sus dos padres tenían que trabajar, su padre en fábricas y su madre completando los ingresos como mesera. "Yo era muy alta y flaca, y no me parecía a nadie, ni siquiera a un miembro de mi familia. Tuve realmente una infancia feliz: mis hermanos eran fantásticos, mi madre era muy graciosa, y me encantaba leer. Pero siempre había problemas financieros. Mis padres tuvieron tres hijos justo después de la Segunda Guerra Mundial y todos éramos más bien enfermizos. Después tuve una cuarta hermana, muy enferma de asma. Las cuentas del médico... Mis padres vivían luchando por salir adelante". El cuarto tema de Horses, Free Money se inspiró en su infancia pobre. "Es una canción para mi madre. Siempre soñaba con ganar la lotería. Pero jamás compró ni un solo número. Simplemente imaginaba que ganaba y hacía listas de cosas que haría con el dinero: una casa junto al mar para nosotros, y después un montón de cosas generosas".

Kimberly , un tema tierno que lleva el nombre de su hermana (la cuarta), describe el entorno de la infancia de Smith. "Los complejos de viviendas eran algo nuevo, de la posguerra, los construían para los pobres en zonas que nadie quería. El nuestro estaba literalmente en un pantano. Vivíamos frente a un granero viejo abandonado donde cayó un rayo poco después del nacimiento de Kimberly. Yo salí con ella en brazos, y miraba el granero en llamas. Cientos de murciélagos vivían adentro y se los oía gritar, y se veían salir volando murciélagos, lechuzas y buitres".

El rock, para Smith, presentaba los aspectos positivos de la religión (ánimo colectivo, ritual, liberación exaltada), no el dogma. "Para mí, el rock'n'roll fue mi verdadera salvación en los sesenta ", dice. "Pero a comienzos de los setenta, sentí que nuestras voces mayores se habían extinguido. Dylan tuvo un accidente de moto y se retiró. Hendrix y Morrison habían muerto. Los nuevos artistas que aparecían eran muy materialistas y Hollywood no estaba tan comprometido con la comunicación. Como ciudadana, me sentía profundamente preocupada por lo que le pasaba a las mujeres".

Michael Stipe de R.E.M. oyó el álbum cuando tenía 15 años y, describiendo la experiencia, dice que le cambió la vida y lo estimuló: "Fue como si me rompieran las piernas y cayera parado de otra forma... Decidí entonces que estaría en una banda". Smith dice que su misión era precisamente llegar a gente como Stipe (ahora amigo suyo), "sin representación, por ser un pobre tipo o el único chico homosexual de la escuela. Cuando era adolescente planchaba más que ninguna. De modo que sabía lo que era ser marginada, y como Walt Whitman dice joven poeta que estás ahí parado, llego a ti a través del tiempo, yo quería que Horses dijera: si te sientes fuera de lugar en todas partes, ojalá esto te inspire o te dé alguna tregua ".

Horses fue recibido con adoración, especialmente en Gran Bretaña, donde influyó en The Clash y en mujeres como Siouxsie. De la recreación que hará pronto de Horses, Smith dice: "Quería hacerlo estando yo todavía físicamente en condiciones de interpretarlo con todo el corazón y toda mi voz. En aquel entonces tenía mejor el pelo, pero mi voz en realidad es más fuerte ahora. Tengo 58 años. Aun así, no perdí nada porque aprendí a cuidarme. Quiero vivir mucho tiempo. Quiero ser una fuente constante de irritación todo el tiempo que sea posible".

 The Observer Junio 2005. Traducción de Cristina Sardoy.

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