BREVE ESTUDIO DE SUS COSTUMBRES, IDEAS Y SUPERSTICIONES.-
ASCENDENCIA Y ETIMOLOGIA.- CENSO DE INDIVIDUOS.-OBSERVACIONES
DE JUAN LADRILLERO.- ALGUNAS PALABRAS DE SU DIALECTO.
Los antiguos navegantes que exploraron las regiones de la Patagonia Meridional, entre ellos; Ladrillero, Fitz Roy, Cortés Ojeda y tantos otros, encontraron a su paso por los canales magallánicos, numerosas tribus de nativos, que más tarde se denominaron alacalufes.
Los alacalufes son indígenas que habitan actualmente los canales desde el paralelo 48 hasta el 53 de latitud Sur. Son individuos morenos de tipo mongólico, ojos oblícuos, pómulos salientes, dentadura blanca y fuerte; son pequeños de estatura. El Padre Agostini, conocido explorador salesiano, dice en una de sus obras, que su estatura media es de 1,66 mts. sin embargo, en la actualidad son escasísimos los que alcanzan a medir un metro sesenta.
El aspecto de los alacalufes es de individuos enclenques. Caminan con las piernas encogidas, tal vez por criarse sentados en las canoas, y tienen el vientre saliente y abultado, que es característica casi general en ellos. Sin embargo, se encuentran tipos bien formados, que ya no son indígenas puros. Son híbridos, hijos de cazadores de nutrias, pescadores o marineros.
Cuando los vapores de la línea de navegación de Magallanes al Norte viajan por los canales: Sarmiento, Inocentes, Wide y Messier, hasta salir al Golfo de Penas, por las cercanías de Isla Guayaneco, se encuentran a menudo con los representantes de estas tribus alacalufes. Son escasos ejemplares, que andan en sus canoas hechas de troncos de árboles, o a veces en chalupas que les proporcionan los blancos.
OBSERVACIONES DE JUAN DE LADRILLERO
Cuando Juan de Ladrillero, el célebre piloto y sabio español fue a tomar posesión del Estrecho de Magallanes en nombre del Rey de España (1557) se encontró con estos indios, y en los relatos de sus viajes hizo escuetas descripciones de los aborígenes. En un estudio etnográfico que realizó, los clasificó en cuatro tipos: aliculip, pecheray, huemul y chonos. Convivió con ellos y estudió a fondo sus costumbres y dialectos.
En una de sus descripciones, Ladrillero dice:
"La gente que hay en esta ensenada (Seno Eyre) son indios pescadores de mediano cuerpo y mal proporcionados. No tienen sementeras, manteniéndose de pescados, mariscos y lobos marinos que matan, y otras veces los asan. No tienen ollas ni otras vajillas ni se ha hallado sal entre ellos. Son muy salvajes y sin razón.
"Andan mal vestidos con los cueros de lobo y otros animales, con que se cubren las espaldas y caen hasta las rodillas, y una correa que les atan al pescuezo a manera de liquiras que traen los indios del Cuzco.
"Traen sus vergüenzas de fuera sin niguna cobertura. Son de grandes fuerzas. Traen por armas unos huesos de ballenas a manera de dagas, y unos palos como lanzuelas mal hechas. Andan en canoas de cáscaras de cipreses y de otros árboles. No tienen poblaciones ni casas, sino que hoy aquí, mañana en otra parte, y donde quiera que llegan llevan unas varillas delgadas, las cuales ponen en el suelo, y con corteza de árboles, que en las dichas traen, hacen sus casillas chicas, a manera de ranchos en que se meten y reparan del agua, del hielo y de la nieve".
ETIMOLOGIA
El origen etimológico del nombre de los alacalufes no se ha precisado con exactitud; pero tenemos suposiciones y bastante fundadas. El navegante inglés Roberto Fitz Roy que durante los años 1826-36 realizó estudios hidrográficos en los canales del Sur chileno, los llamó alikoolip como se denominaban ellos mismos; el nombre proviene de una palabra que pronunciaban a menudo, y que sería la invocación de una divinidad. Sin embargo conocimos a los nativos y no hemos advertido que tengan ideas religiosas. Estimamos más verídicasotra suposición sobre el origen de su nombre: aliculip, que significa "indios en canoas".
Fitz Roy los clasificó en cuatro tipos, usando los nombres con que ellos mismos solían distinguirse; o sea: tekeenikas, alikoolip, oens y pecheray. En esta clasificación entran también los indios que habitaban los Senos de Skiring y Otway, cercanos a la península de Brunswick, en el Departamento de Magallanes, y otros aún que vivían más al Sur.
Más aceptación ha tenido, al parecer, la clasificación de Ladrillero, que se refiere a los verdaderos alacalufes, o sea a los que habitaron los canales y las islas de Última Esperanza al Norte, hasta el Golfo de Penas y Aysen. De estos cuatro tipos, aliculip, pecheray, huemul y chonos, que ya hemos mencionado se extinguieron totalmente los aliculip y los huemul; sólo quedan los pecheray y chonos, a quienes se denomina generalmente alacalufes. Según observaciones del explorador salesiano Alberto M. De Agostini, tienen éstos los mismos caracteres étnicos y el mismo dialecto, con breves diferencias.
Convenimos en las apreciaciones del mencionado explorador, por cuanto hemos observado que en tribus, familias o grupos distintos, se habla el mismo dialecto con algunas diferencias, lo que se observará más adelante, al conocer algunas voces del raro lenguaje de estos indios.
ASCENDENCIA
Los alacalufes han dado motivo de preocupación a muchos etnógrafos, por cuanto les es imposible aseverar de dónde proviene esta raza. Sus facciones mongólicas hacen suponer esta ascendencia; pero por otra parte no se explica cómo hayan llegado a esta parte tan austral del continente. Además, contrariando lo de otras tribus, son atrasadísimos y al parecer no tienen ideas religiosas.
Sobre este tema no podemos dar mayores datos, por cuanto los indios con quienes hemos tratado, han sido todos un poco civilizados y rehacios a referirse a sus costumbres primitivas. Sin embargo una vez tuvimos oportunidad de conocer un nativo que nos hablaba de su raza. Le preguntamos sobre sus ideas religiosas y nos contestó que no las tenían. Los indios viejos no hablan de esas cosas, y al parecer no conservan las tradiciones religiosas, si es que han tenido estas ideas.
El nativo a que nos referimos nos habló de las supersticiones de los indios. Nos dijo que si un lobo marino seguía a una canoa o a una chalupa en su viaje por el mar, era mal agüero. Agregó que los indios lo tenían por experiencia, porque cada vez que un lobo perseguía a una embarcación, era el anuncio de muerte de uno de sus tripulantes. Lo mismo pensaban cuando un lobo bramaba en los peñones. Era anuncio de alguna fatalidad.
CREENCIAS RELIGIOSAS
Volviendo al tema de las ideas religiosas de los alacalufes recordaremos lo que dice el R.P. Alberto de Agostini, en su libro "Mis viajes a la Tierra del Fuego", refiriéndose a las observaciones de otro misionero, el padre Borgatello:
"Los alacalufes creen en efecto en un ser bueno, invisible, que llaman en su lengua alep-láyp o según otros arca kercis al cual le dan las gracias cuando a causa de un naufragio reciben copioso alimento, o cuando una ballena va a morir sobre la playa. Prestan fé también a un ser malo: alel cesislaber o taquatú ser grandísimo que navega día y noche con una gran canoa, o anda por las florestas y las montañas, llevándose a las personas que encuentran a su paso. Creen en la vida futura, donde los espera si son buenos, un delicioso bosque, aves y pájaros, moluscos e innumerables focas, y si son malos, un pozo profundo, obscuro, lleno de sangre del que no pueden salir".
Es muy probable que estas creencias las hayan tenido en los tiempos del Padre Borgatello, y entre los indios pecheray y huemul, que habitaban la parte central del Estrecho de Magallanes y las ensenadas al Oeste de Brunswick; pero los chonos, que vivían en los canales del Norte, hasta el Cabo Tres Montes y que son los últimos alacalufes, precisamente los que hemos conocido, nada hablan de estas ideas religiosas. Las creencias a que se refiere el Padre Borgatello existirían entre las tribus desaparecidas.
SUS HABILIDADES
A pesar de que no son muy habilidosos, tienen los alacalufes grandes condiciones de marinos, y una gran intuición los guía por los canales y las islas del archipiélago que conocen perfectamente. Sus pronósticos meteorológicos son siempre exactos, pese a que no tienen conocimientos teóricos de la ciencia que estudia la lógica del tiempo. Son hábiles marinos traficando en sus débiles canoas primitivas, por la peligrosa región de los canales. Para contar se valen de escasos números. Pero tienen idea de la orientación. Tal es así que designan los vientos con los nombres de los cuatro puntos cardinales: acúlator, viento Norte; aculaia, viento Sur; Sectiser, viento Este, y acticser, viento Oeste.
Los alacalufes se mantienen con choros, carne de ballenas que llegan a vararse en las playas, y pájaros que cazan con gran habilidad. Como no disponen de medios es difícil que pesquen; pero ahora que la mayoría de los que quedan viven con los civilizados, consiguen utensilios, como anzuelos, lienzas, etc.
Para cazar tienen puntería formidable, cuando usan armas de fuego. Esto es entre los que viven con los blancos. Pero entre los que siguen todavía su vida primitiva, se puede adveritr astucia para cazar pájaros. Los cazadores de nutrias han contado como los indios capturan los pato quetros (micropterus cinereus). Arreglan un palo largo, generalmente de ciprés, y en la punta le hacen un lazo con hebras de junquillo trenzado. Entonces esperan las noches claras y se deslizan por las piedras a la playa, donde con ramas improvisan una especie de trinchera tras la cual se esconden. Allí, con una paciencia increíble esperan la llegada de los quetros y los atraen utilizando su castañeo.
Es tan perfecta la imitación que hacen los indios que los mismos quetros se alarman y nadan en dirección a la playa, hacia el imaginario compañero que grita. Entonces el indio comienza a estirar disimuladamente el palo con el lazo, y cuando la víctima está cerca, la coge del cogote. Después es más fácil la captura, porque a ese quetro le sacan los ojos y lo amarran en una pata, dándole un poco de soga para que se introduzca en el mar. El quetro grita en el agua y comienza a nadar en círculo, aleteando. Los demás quetros creen que se trata de una pelea y se acercan a participar en ella. Es la hora en que el alacalufe estira su vara con el lazo y coge otro.
Una vez que han capturado una nueva presa, se comen el pájaro ciego y le sacan los ojos al otro, para que sirva de sebo en futuras cacerías. Mientras tanto el quetro muerto es pelado o desplumado con paciencia, ensartado en una vara larga y asado lentamente en la fogata. Luego los indios comen hasta quedar ahítos.
Los alacalufes de hoy día viven casi todos con los blancos. Ultimamente muchos de ellos han sido civilizados por el misionero salesiano R.P. Federico Torre. Sin embargo cuando el padre Torre se ha ausentado una breve temporada de ellos, han vuelto a su vida errante absorbidos por el atavismo. Muchos viajan en las chalupas con los cazadores de nutrias, otros en los cúteres de los cazadores de lobos, y algunos trabajan en estancias o puestos de los pequeños colonos. Conocemos a varios tan civilizados, que han vivido en las ciudades confundidos con sus habitantes. Unos han ido a la escuela, saben leer y escribir y hasta practican deportes militando en los clubes.
"Todos los alacalufes de los canales son susceptibles a ser ciudadanos útiles a la Patria", ha dicho el R. P. Federico Torre, y en esto expresa una gran verdad, porque se ha probado que no son tontos, aunque un poco atrasados, y que mediante la instrucción se puede hacer de ellos ciudadanos útiles.
Los últimos indios que habitan por los canales son muy diferentes a los de algunos años atrás. Es porque el contacto con los civilizados los ha cambiado y transformado en tipos más vivos. Tal es así que hoy día tienen muchas costumbres de los blancos y han olvidado sus propias tradiciones. Este es el motivo por el cual se difiere tanto en la descripción de sus costumbres.
SUS MATRIMONIOS
De diversas maneras se refieren exploradores y misioneros, a la forma en que los alacalufes realizan sus matrimonios. Algunos le atribuyen una ceremonia. Otros dicen que simplemente se ponen de acuerdo y se unen para vivir.
El Padre Torre declaraba una vez al respecto:
"Un marino que los vió me refirió como se hacen los matrimonios. La novia a una distancia de tres metros está parada delante del novio, quien moviendo con ambas manos un trapo que lleva extendido ante sus ojos, se va lentamente a ella cantando: "canú... canú... canúa..." mientras la novia soríe. Cuando está cerca la toma de una mano, da un fuerte tirón y ambos se declaran mutuamente casados. No obstante, al narrar esto a algunos indios de Puerto Edén, se rieron a carcajadas. Uno de estos indios, llamado Santiaguito, me contó un casamiento de un modo parecido, y después me confirmó la falta de ceremonia otro alacalufe llamado Virgilio".
Pues, así como los mismos alacalufes difieren en sus explicaciones referentes al matrimonio, o ceremonia de casamiento, así también se contradicen al tratarse de sus ideas religiosas, llegándose a la conclusión de que hoy día gran parte son cristianos, porque los misioneros salesianos les han enseñado a creer en Dios.
CENSO DE INDIOS
Refiriéndose al número de alacalufes, daremos la cifra calculada por el Misionero Federico Torre S. S., en 1942 en que a principios del año contó 136 individuos. Poco tiempo antes, en un viaje por los canales un cazador de nutrias y un indio nos confirmaron que eran casi doscientos, cifra tal vez más exacta, suponiendo que algunos grupos andan aún errantes, sin que el misionero los haya podido recoger para contarlos.
Por lo visto la raza acalufe tiende a desaparecer definitivamente. Esta suposición tiene su base en que a medida de los años se extinguen los indios en forma alarmante. Veamos lo que dicen al respecto algunos escritores y exploradores: Subercaseaux, en su "Chile o una loca geografía" dice que los alacalufes hace tres siglos eran 70.000 y que hoy día son 300. Estimamos que la cifra es un poco exagerada, aunque desconocemos el origen del dato. No sabemos tampoco si en la fecha que escribió su libro había esos 300 indios.
Por su parte el Padre Agostini dice en "Andes Patagónicos", un libro sobre sus exploraciones, que a mediados del siglo XIX había más de tres mil alacalufes, y que en 1940 el Padre Torre contó 126. El misionero inglés Tomás Bridges en el año 1880 calculó que había tres mil indios alacalufes, y dijo que en 1900 se había reducido a mil solamente. Por lo tanto, hay gran diferencia entre las épocas aproximadas de los diferentes cálculos, y sólo puede esclarecerse que los indios van disminuyendo en forma alarmante. A esto ha contribuído en los últimos años las enfermedades de trascendencia social con que los han contagiado los blancos. Por fortuna en la Base Aérea de Puerto Edén hay quien se preocupa de curarlos.
EL DIALECTO
Lo que al parecer no ha preocupado a los exploradores modernos es el estudio del dialecto alacalufe. Hemos tenido oportunidad de aprender algunas voces de ellos, durante viajes por los canales australes. En cortas estadías por caletas e islas, hemos tenido tiempo suficiente para entrar en amistad con ellos, infundirles confianza y permitir que nos enseñen algo de su dialecto.
El vocabulario alacalufe es escaso. No se nota conjugaciones al hablar. Muchos objetos conocidos reciben los nombres con que los denominan los blancos y a otros les han puesto nombre en su dialecto, derivados generalmente de palabras del idioma inglés. Hay numerosas palabras que pronuncian distintas, aunque de modo parecido, lo que evidencia la opinión del Padre Agostini en el sentido que los tipos pecheray y chonos, sobrevivientes de esta raza, tienen los mismos caracteres étnicos y el mismo dialecto con breves diferencias.
A modo de ilustración copiaremos seguidamente algunas palabras del dialecto alacalufe, las más usadas y conocidas:
Araña, cachaima
¿ A dónde?, ¿aquiáhua?
Aquí está, quianobutá
Azúcar, inchepas
Agua, chafalay
Aquí, chichil
Apúrate, quistét
Aguja, cacasqui
Bota, huotta
Bigote, afqueschec
Bote, aschá, cerro
Bonito, láyep
Bueno, láyep
Borracho, quepágner.
Boca, serriqueti
Brazo, terhua
Bufanda, calfapán
Buey, yáureston
Ballena, hualáman
Caballo, urrac
Choros, cápoco, accahué
Chaguio, hayar
Chimango, chía-chía
Canal, bustáiser, callóp
Cuchillo, afuchasque, tecahua
Calor, apán
Canasto, chipas
Cachimba, talascar
Coipo, quiyayo, tallacastád
Ciervo, iquichal
Cuero de nutria, talte quehuos
Cuero de lobo, aloxes quehuos
Carpa, aot
Chiquillo, piquinini
Comer, diffniac
Cargas remo, arcápasi
Caerse, chacanaha
Cuidado, ahuácas
Chico, equent
Caliente, ahuáner
Correa, quiriquina
Chaqueta, cutcui, spicaer
Chalupa, áyep
Cigarrilos, yiscori, yirrecúrreux
Camisa, ahuélacai
Carne, chahuálchuc
Cuero, cuere, quehuos
Comida, aschacai
Capa, acapena
Correr, quekháyuc
Compañero, cuchalacsin
Dormir, calepina
¡Déjate!, ¡anáhua!
Dientes, afuserri
Dolor, háaf
Dulce, metchactacariel
Dos, bux
Erizo, iháfta
Estrella, chalasoy
Frío, quisác
Fuego, afschar
Fósforo, falla
Flojo, k'tchay
Guayrabo, cutéyen
Gaviota, cálac
Gordo, cachalaqui
Grande, arralai
Gorra, yennac
Hacha, cariasqui
Hambre, quihuás
Humo, quirrá
Hediondo, actási
Huevos, yoves
Hombres, akschenes
Irse, irfelay
Islote, lék car
Indio, indiano
Jabón, acuaske
Luna, alaluc
Lobo de un pelo, alovitche, alcáf
Lobo de dos pelos, arcachif
¡Oye! (llamado), ¡ecua!
Legañoso, ahuórc
Luego, iatta
Leña, afuchar
Mañana, ascual
Medias, catar
Mano, tarrahuá
Mujer, schatap
Mirar, láiyescar
Morir, tahuasalúl
Muchos, áttales
Mujer, afuchóc
Nutria, lalte
Nalca, arracai
Niña, ochác
Nada, cáhuel, kép, nana
Nariz, nuss
Nieve, inchepas (igual que el azucar)
Noche, ac'quehaué
Oveja, buchi
Ojos, tass
Oreja, cahué
Olla, picóss
Pelea, attás
Pescado, querequestá
Pájaro, cayesca
Pantalón, queutpec,quiuspicser
Perro, quiero, queuro
Porquería, ahuork
Pelo, ayuco
Papas, coinas
Pingüino, cacác
Quetro, cárbus
¿Qué cosa?, ¿acuásqui?
Rifle, sesnequequicuar
Ropa, ahuéllacai
Remar, yénimocuar
Remo, yémmoc
Ratón, uschuá
Sol, aihéloc
Seco, chala
Sangre, caplay
Señora (esposa), afuehóc
Tabaco, tálac
Tiro, (cartucho) tappónac
Tomar (beber), chirác
Tierra, iautépcha
Uno, taxo
Vapor, immási
Vino, afchacoráf
Viejo, ohuiquép
Ver, layéscar
Vela, alaxón
Zapato, chppatto.
NOTA :Entiéndase la h aspirada como en el idioma inglés. Igualmente para leer la sch el alemán. Es difícil escribir correctamente el dialecto porque tienen pronunciación muy distinta al idioma nuestro.
Tienen los alacalufes muchísimas palabras malas, como groserías, a las que son muy aficionados.
Comments
1 comments to "Osvaldo Wegmann: Los indios Alacalufes"
16:33
Excelente artículo. Estoy escribiendo una novela sobre los alacalufes, a los que llamo kawaskar, que era como ellos se denominaban.
El mejor libro sobre estos indígenas es "Los nómades del mar" de Joseph Emparaire. Saludos.
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