Desde la salida de la chalupa hasta su regreso de Chiloé, cosa que tuvo lugar a las diez de la noche del 26 de agosto, después de 23 días de ausencia, la dotación de la goleta Ancud fue dedicada a recorrer los víveres y atender a su conservación, refaccionar las averías de la goleta y mejorar en cuanto era posible su distribución interior. Mariscaban siempre que les fuera posible para economizar los víveres de campaña. Mientras permaneció en el puerto experimentó tiempos ordinariamente lluviosos y frecuentes temporales.
El 26 de agosto llegó la chalupa de regreso de su comisión, trayendo correspondencia y avisando que la lancha que conducía los víveres quedaban como a 12 millas del puerto, esperando viento y marea. Al día siguiente salió con la chalupa en busca de la lancha regresando en la noche con el señor Philippi, los machos nuevos para el timón de la goleta y otros artículos de que carecían dejando en la lancha a Miller para que le sirviese de práctico.
El día 29 se transportaron parte de los víveres a la goleta. El 30 continuamos las refacciones de la goleta y en las mismas operaciones lo pasamos hasta el 3 de septiembre en que caló el timón. El 4 de septiembre arribaron al puerto dos embarcaciones menores pertenecientes a otras tantas lanchas madereras de Chiloé con el fin de negociar con el bergatín N:A Enterprise, que se hallaba fondeado en el puerto desde 7 meses ha; y sabiendo que tenía a su bordo gran cantidad de tabaco breva y que procuraba cambiarlo por carne salada y otros víveres, con lo que perjudicaba a los tripulantes de la Ancud, resolvió el capitán Guillermos notificar al capitán del Enterprise, abandonase el puerto y el archipielago, haciéndole comprender al mismo tiempo el riesgo que corría como contrabandista.
Viendo el comandante de la Ancud que el capitán del bergantín Enterprise no cumplía la orden que había recibido de abandonar el puerto, le embargó las dos chalupas que tenía en tierra componiendo para despacharlas a la pesca, poniendo un piquete de tropa para su resguardo. Mandó en seguida al bergantín anunciándole que los botes le serían devueltos cuando se hicieran a la vela; pero no haciendo caso el Capitán del Enterprise, la Ancúd cargó su cañón y amenazó formalmente de hacer fuego sobre aquel si no zarpaba en el acto. Sólo así consiguió el capitán Guillermos que se cumpliesen sus órdenes. La Enterprise salió a remolque, fondeando nuevamente a dos millas afuera.
El día 6 la goleta Ancúd dio la vela a las 10 de la mañana y con los remos atracó al bergantín Enterprise, notificando a su capitán que si lo encontraba después de esa fecha, en alguna caleta, rada o bahía de la Repúblican donde no hubiesen autoridades, comisaría su buque y lo remitiría a Chiloé a disposición de las autoridades de esa provincia. Después de esto siguió la Ancud su viaje tomando NO; pero habiéndole faltado el viento bordearon un poco y tomaron el estero de Yates, situado en una isla cuyo nombre deja en blanco la narración. Los días 7 y 8 esperaron viento para continuar la campaña.
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