sábado, 10 de septiembre de 2005

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Los Chilotes no son personas de segunda clase

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"Mejor gente no ha pisado jamás la cubierta de un buque", dijo Bernardo Philippi en Puerto de Hambre al desembarcar de la Goleta Ancud.

En Magallanes se ha mirado despectivamente a los inmigrantes llegados de Chiloé; en ocasiones, incluso, se usa el gentilicio chilote como sinónimo de tonto.

"En realidad, lamentablemente eso es así y precisamente nosotros en nuestra institución, el Centro Hijos de Chiloé, queremos levantar un poco la presencia del chilote y el significado de lo que hemos hecho en Magallanes los llegados de la isla Grande", dice enfáticamente Cesar Montiel Mansilla, secretario de esa institución.

Tiene 69 años y dice estar orgulloso de haber nacido en Tranqui, una pequeña isla que queda frente a Queilen.

Llegó a Punta Arenas hace 14 años. "En la isla donde nací hay cinco capillas de otras tantas aldeas; yo nací en la parte que se llama Nepué, en cada isla de Chiloé o en cada campos hay capillas que recuerdan a un santo distinto y que corresponden a las pequeñas aldeas que se han creado".

"Cuando me preguntan, digo que soy chilote de Castro y todos contestamos más o menos así, nombrando el pueblo más grande de la isla, pero la verdad es que nacimos en las islas o en el campo y no las mencionamos porque la mayoría de la gente no tiene idea dónde quedan".

César Montiel estuvo, como otros dirigentes del Centro Hijos de Chiloé en la ceremonia de ayer en el Fuerte Bulnes en que se de recordó la llegada de la goleta Ancud que tomó posesión del Estrecho de Magallanes hace 151 años a nombre de la República de Chile.

Allí conversó con "La Prensa Austral".

A juicio de este chilote la gente de la Isla Grande comenzó a ser postergada cuando siguieron perteneciendo al virreinato de Perú "y las provincias del sur y del centro de Chile recibían todo el progreso hasta el año 1826 que éramos españoles. Eso permitió que nosotros mantuviéramos una cultura propia que no la tiene el resto de los chilenos y tuvimos que aprender a vivir en pequeñas propiedades y saber hacer producir cuatro o cinco hectáreas y vivir de estos campitos y del mar, haciendo trueques con los vecinos y mingas cuando se necesitaba gente para un trabajo de hacer una casa o hacer una cosecha. No reclamamos nada a los gobiernos, nosotros nos arreglábamos solitos no más".

Luego Montiel recuerda que "cuando me tocó hablar en otra ocasión como ésta, yo dije que nosotros los chilotes podemos considerarnos dueños de Punta Arenas, somos sus dueños, porque gracias a nosotros esta tierra y Magallanes es lo que es y pertenece a Chile, o si no sería francés, argentino o de otra potencias que hubieran llegado acá. ¿Quién, en este momento, se atreve en una goleta que era poco más grande que un bote (15,84 por 3), a venirse de Chiloé, cruzar el Corcovado, el Golfo de Penas y todos los canales y llegar acá por amor a la patria no más?. Por eso nosotros no pecamos de petulantes al decir que esto es nuestro. Nosotros lo poblamos. Aquí un setenta por ciento de los habitantes somos chilotes. La primera oveja que se esquiló aquí la esquiló un chilote, el primer alambrado que hubo lo hizo un chilote, chilotes fueron los que salieron a buscar petróleo. Aquí vinieron los europeos, pero hay que ver que tenían miles de años de cultura, nosotros apenas teníamos 150 años de civilización. Ellos trajeron sus ideas, pero necesitaron a los chilotes para trabajar. Es lamentable decirlo, pero ellos vinieron a explotar al chilote. Es la verdad. Y ahora usted no va a ver un millonario que se llame Barrientos, Oyarzún o Cárdenas, son todos apellidos difíciles de pronunciar. Hicieron su fortuna, pero los brazos de dónde los sacaron. Las primeras calles las abrieron los chilotes y las empedraron los chilotes.

"Eso es lo que nosotros queremos que de una vez por todas se reconozca: la hazaña de la Goleta Ancud de la que estamos orgullosos los chilotes y debieran estarlo todos los chilenos y los magallánicos.

" ¿Sabe usted que entre los ciudadanos ilustres de la región hay un solo chilote, doña Felicia Barría Vera?"...

"Lamentablemente el chilote es malo para reunirse y hacer cosas por ellos, les cuesta mucho llegar a nuestro Centro. Son 135 socios los inscritos, de unos 70 mil chilotes que hay en Magallanes y no más de 20 son los que trabajan por su institución", agrega Montiel.

Nobleza Obliga

Dice el dirigente del Centro Hijos de Chiloé que seguirán insistiendo ante las autoridades magallánicas "para que se reconozca la labor de los chilotes y una población lleve el nombre de Goleta Ancud y sus calles lleven los nombres de los 22 tripulantes de ese barquito (entre ellos dos mujeres). En este momento hay sólo un pasaje, de no más de una cuadra que se llama Goleta Ancud y que pocos saben donde queda", (Hospital Regional).

César Montiel tiene cuatro hijos varones, todos nacidos como él, en Chiloé, los que le han dado cinco nietos, tres magallánicos. "Todos se sienten orgullosos de ser chilotes, pero como todos los jóvenes a este tipo de recordaciones no le dan mayor importancia. Los mayores están inscritos en el Centro Hijos de Chiloé, pero tampoco van mucho. Ese es otro problema que tenemos, que nuestras tradiciones chilotas se van perdiendo a medida que se van muriendo los antiguos, por eso queremos que antes que se olvide del todo, se haga un buen recuerdo de la Goleta Ancud y sus tripulantes", dice César Montiel, un chilote como miles en Magallanes.

"La Prensa Austral", 22 de septiembre de 1994

Comments

1 comments to "Los Chilotes no son personas de segunda clase"

Anónimo dijo...
09:11

Un buen blog de Chiloé, muy lejano al de las fotitos con buenos paisajes es: http://www.patagoniainsular.blogspot.com

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