En la década anterior, -durante años- vivía pensando en que en algún momento ella, entraría al almacén preguntando por el poeta. Yo. ¿Se encontrará el poeta acá? Nada, nada pasaba, entraban clientes, matronas, vendedores, prostitutas, señoras embarazadas, cojos, mujeres feas, pelirrojas, bizcas, hermosas, petisas, altas, gordas, con lentes, con minifaldas, con acné. Pero ninguna preguntaba por el poeta. Yo. Estación tras estación, ella no llegaba. La primavera con viento y frío y no llegaba. El verano con viento y frío y no llegaba. El otoño con viento y frío y no llegaba. El invierno con viento y frío y no llegaba. En la Patagonia tenemos una única estación; con viento y frío; y no llegaba.
Hasta que un día se presentó el ángel azul. Nada más traspasar el umbral me di cuenta que era ella. Ella, que me libraría de la amistosa complicidad de mi tía Manuela. La que esperaba estación tras estación -con viento y frío- acodado en el mesón del almacén. Me preguntó:
-¿Vivirá acá el poeta Hugo Vera Miranda?
-Soy yo- le contesté.
-Vengo de parte de Ramón Arriagada.
-Pasa- te estaba esperando.
Fue la mayor catástrofe de mi vida. Nunca desees nada firmemente. Se te cumplirá.
Hasta que un día se presentó el ángel azul. Nada más traspasar el umbral me di cuenta que era ella. Ella, que me libraría de la amistosa complicidad de mi tía Manuela. La que esperaba estación tras estación -con viento y frío- acodado en el mesón del almacén. Me preguntó:
-¿Vivirá acá el poeta Hugo Vera Miranda?
-Soy yo- le contesté.
-Vengo de parte de Ramón Arriagada.
-Pasa- te estaba esperando.
Fue la mayor catástrofe de mi vida. Nunca desees nada firmemente. Se te cumplirá.
Comments
3 comments to "Con viento y frío"
17:11
17:33
con viento y frío
lo mismo no más
entretenido tu blog
19:48
Jajajajaja...
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