Las historias las hacen los otros, uno solamente las escribe. Desde hace un tiempo El Poeta me venía hablando de María, La Gordita del Cyber. La historia comienza hace un par de años cuando El Poeta conoce a La Gordita del Cyber, en un cyber. Nunca fue nada serio. Solo la imperiosa necesidad de echarse un polvo, eso me decía El Poeta. Se juntaban tarde, mal y nunca, cinco minutos de charla y a la cama. Me contaba que La Gordita del Cyber tenía un par de hijos, que era buena madre y buena mujer y además -agregaba- una yegua en la cama. Más de alguna vez le insinué que la trajera a casa. Que en una de esas podríamos armar un trío, no de jazz precisamente. Pero El Poeta siempre se ha caracterizado por ser egoísta en cosas de minas. Yo en cambio, más de una vez le he facilitado alguna de mis princesas. No fue hasta ahora último que El Poeta me dijo que estaba dispuesto a presentarme a María para arreglar lo del jazz. Y así, hasta que llegó el día, el día en que conocí a La Gordita del Ciber. Íbamos bajando la calle Bulnes cuando El Poeta me dijo: Mira, allá viene María. Veo acercarse a una gordita sonriente que besa al Poeta en la mejilla. Luego gira sobre sí misma y me dice: "Hola tío Hugo, no se acuerda de mí, yo soy la María, hija de la Sonia". La verdad que no me acordaba de ella, tampoco de la Sonia. Solamente en aquel instante, lamentaba que la posibilidad de un trío con La Gordita del Ciber se esfumara. Maldito Poeta, nunca has tenido buen ojo para levantarte minas.
Los nombres de María y Sonia fueron cambiados en aras de seguir protegiendo la intachable honorabilidad de mi familia.
Comments
1 comments to "Maldito Poeta, nunca has tenido buen ojo para levantarte minas"
11:27
je je je ...buena hijo de puta como siempre genial
Publicar un comentario