De tanto en tanto los poetas, para nuestro goce espiritual, suelen regalarnos versos inmortales así ocurre por ejemplo con: “Te pregunto otra vez ¿Irías a ser muda que Dios te dio esos ojos?” de Vicente Huidobro; “Del nicho helado donde los hombres te pusieron te bajaré a la tierra humilde y generosa” de Gabriela Mistral; “Me gustas cuando callas porque estás como ausente,” de Pablo Neruda”; “¿Qué se ama cuando se ama mi Dios: la luz terrible de la vida o la luz de la muerte?” de Gonzalo Rojas.
Pero con Parra sucede algo especial, su poesía pareciera estar compitiendo de igual a igual con las frías y cerebrales estadísticas, y compartirán conmigo que no hay nada más antipoético, en el sentido literal del termino, no en el parriano por supuesto, que las encuestas Gallup.
Sin embargo, como dicen los juristas cuando infructuosamente se las quieren dar de poetas: “las cosas son lo que son y no lo que parecen ser”, y a pocos meses de celebrar su centenario, porque Nicanor parece tener guardado el mejor tratamiento para envejecer, una encuesta de la Consultora Internacional Gallup, comprobaría científicamente lo expresado en uno de los legendarios artefactos que el poeta escribió a principios de los setenta, aquel en que un famélico, pero sonriente guerrillero -imagino que centroamericano, por cierto- dice “Compañeros en estos 10 años de revolución hemos comido poco pero no se puede negar que nos hemos reído bastante ”.
Con ello el visionario Parra le estaría dando nuevamente el palo al gato porque a más de cuarenta años después del citado artilugio poético la Gallup publica una encuesta planetaria que indica que ocho de los diez países más positivos del mundo son latinoamericanos, entre estos se incluye a El Salvador y Guatemala, donde en los años sesenta y setenta surgieron los movimientos guerrilleros de las Fuerzas Armas Rebeldes y Frente Farabundo Martí, respectivamente.
Al parecer las décadas de guerras civiles en estos países con la consiguiente pobreza, desnutrición, masacres, miles de desaparecidos entre ellos guerrilleros, indígenas y paramilitares, violaciones de derechos humanos de uno y otro lado no habría mellado el ánimo de los ciudadanos consultados por la Gallup.
Quizás hemos sido mezquinos con Parra al encuadrarlo solo como poeta ya que, como buen profesor que es, su antipoesía también haría gala de una científica poética matemática.
Muy a mi pesar deberé, entonces, releerlo pero no solo con el alma aunque me cueste tendré que utilizar el raciocinio porque así como van las cosas a Parra, este año, si que sí le entregan el Nobel, tal vez no el de literatura, pero sí el de ciencias exactas.
Pero con Parra sucede algo especial, su poesía pareciera estar compitiendo de igual a igual con las frías y cerebrales estadísticas, y compartirán conmigo que no hay nada más antipoético, en el sentido literal del termino, no en el parriano por supuesto, que las encuestas Gallup.
Sin embargo, como dicen los juristas cuando infructuosamente se las quieren dar de poetas: “las cosas son lo que son y no lo que parecen ser”, y a pocos meses de celebrar su centenario, porque Nicanor parece tener guardado el mejor tratamiento para envejecer, una encuesta de la Consultora Internacional Gallup, comprobaría científicamente lo expresado en uno de los legendarios artefactos que el poeta escribió a principios de los setenta, aquel en que un famélico, pero sonriente guerrillero -imagino que centroamericano, por cierto- dice “Compañeros en estos 10 años de revolución hemos comido poco pero no se puede negar que nos hemos reído bastante ”.
Con ello el visionario Parra le estaría dando nuevamente el palo al gato porque a más de cuarenta años después del citado artilugio poético la Gallup publica una encuesta planetaria que indica que ocho de los diez países más positivos del mundo son latinoamericanos, entre estos se incluye a El Salvador y Guatemala, donde en los años sesenta y setenta surgieron los movimientos guerrilleros de las Fuerzas Armas Rebeldes y Frente Farabundo Martí, respectivamente.
Al parecer las décadas de guerras civiles en estos países con la consiguiente pobreza, desnutrición, masacres, miles de desaparecidos entre ellos guerrilleros, indígenas y paramilitares, violaciones de derechos humanos de uno y otro lado no habría mellado el ánimo de los ciudadanos consultados por la Gallup.
Quizás hemos sido mezquinos con Parra al encuadrarlo solo como poeta ya que, como buen profesor que es, su antipoesía también haría gala de una científica poética matemática.
Muy a mi pesar deberé, entonces, releerlo pero no solo con el alma aunque me cueste tendré que utilizar el raciocinio porque así como van las cosas a Parra, este año, si que sí le entregan el Nobel, tal vez no el de literatura, pero sí el de ciencias exactas.
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