Aunque me había prometido no dejarme vencer por el sueño, al final sucumbí y a eso de la 01.30 de la mañana me fui a dormir, Macri todavía vencía por 0,30 puntos a Scioli, pero como se estaban dando los resultados al final el motornauta ganaría la elección presidencial de Argentina, pero se iría a ballotage por una diferencia mínima entre el que llegó primero y el segundo.
La algarabía triunfalista inundaba la sede macrista y la desazón en la sciolista. Mientras una seguía repleta con delgados y esbeltos cuerpos de límpidas facciones europeas propias de una vida sin contratiempos en Barrio Norte, que no dejaban de bailar, en la otra los torsos toscos de gruesos rostros amerindios curtidos en las villas miseria abandonaban llorando el lugar.
Cómo muchos me pregunté ¿qué pensará Cristina? porque varios señalan que el mejor resultado, o el más esperado por Ella, quizás sea que el 22 de noviembre gane Macri y cuatro años más, o antes, en Argentina nunca se sabe, los descamisados salgan a la calle a exigir que vuelva; no habría que asombrarse de que se sumen varios con camisas Polo, lo que a Cris no creo le desagrade pues cultiva un estilo Chic.
Porque el kirchnerismo sabe que, incluso perdiendo la elección presidencial, cuenta con una disciplinada base social y popular que, si se lo propone, puede apresurar las condiciones para conseguir aquello.
Un argentino que conocí hace unos años en Puerto Madryn, a quien le comenté lo caro que costaba la nafa en Chile, me miró incrédulo y dijo “¿Pero, che, y ustedes no hacen nada?
La algarabía triunfalista inundaba la sede macrista y la desazón en la sciolista. Mientras una seguía repleta con delgados y esbeltos cuerpos de límpidas facciones europeas propias de una vida sin contratiempos en Barrio Norte, que no dejaban de bailar, en la otra los torsos toscos de gruesos rostros amerindios curtidos en las villas miseria abandonaban llorando el lugar.
Cómo muchos me pregunté ¿qué pensará Cristina? porque varios señalan que el mejor resultado, o el más esperado por Ella, quizás sea que el 22 de noviembre gane Macri y cuatro años más, o antes, en Argentina nunca se sabe, los descamisados salgan a la calle a exigir que vuelva; no habría que asombrarse de que se sumen varios con camisas Polo, lo que a Cris no creo le desagrade pues cultiva un estilo Chic.
Porque el kirchnerismo sabe que, incluso perdiendo la elección presidencial, cuenta con una disciplinada base social y popular que, si se lo propone, puede apresurar las condiciones para conseguir aquello.
Un argentino que conocí hace unos años en Puerto Madryn, a quien le comenté lo caro que costaba la nafa en Chile, me miró incrédulo y dijo “¿Pero, che, y ustedes no hacen nada?
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