“ To ti estin!, fue la pregunta socrática por antonomasia “¿qué es el ser?” se preguntaban los
griegos; yo aquí, en el fin del mundo, sin darme ínfulas de erudito, sé de una
pregunta que de hacerse pública pudiera cambiar la historia de este país. Cuando
el que la ideó, se dio cuenta que la había escuchado bajo código de omertá me hizo prometer que no la divulgaría.
Por ello, desde que fui testigo de oídas, ando
con miedo y recelo, evito salir de noche he puesto alarma en mi casa y soltado mis
tres canes en el antejardín; he cortado redes sociales, no uso Facebook ni
tuiteo aún así me persigue una inquietud que linda con la cobardía, temo que
alguien por ahí a punta de picana intente sacármela, porque a diferencia de lo
que pensaba Fouche, así como me ven: ¡este
hombre no tiene precio!, pero de tanto secretismo me siento cada vez más
ahogado.
Más aún si cada cuatro meses veo a la chica de
ojos inquietos del Cep y me dan una ganas de llamarla, más que al Pulido de
Adimark, la Marta Lagos de Mori o el Carlos
Huneuus del Cerc. Sin embargo, sólo al difunto amigo Cortes Terzi, se la
confesaría.
Se me pasó por la mente, ideas locas que tiene
uno de repente, decirla para la Enusc, pero la encontrarían inadecuada porque
esa encuesta es de seguridad ciudadana aunque sólo yo sé que están íntimamente
relacionadas.
Ahora que se dieron a conocer los resultados del
censo 2012, capaz me anime a dejarla correr porque ¿si mañana en Chile hubiese
un terremoto de magnitud 8,8 Richter y de intensidad IX de Mercali ¿quién le
gustaría que estuviese de presidente?
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