Sin darme ínfulas de penalista ni de Julián López, lo más cercano que estoy de este último es que conozco a su hermano, un gran reportero gráfico de La Prensa Austral, estimo el asombro jurídico que debe haber causado en el foro penal magallánico, la teoría del caso del abogado Juan José Arcos, quien tiene a su cargo la defensa privada del ex tesorero de la Confederación Deportiva de Magallanes, el que está acusado de defraudar económicamente a la confederación por un monto de 177 millones de pesos.
Ello, por cuanto el audaz jurista, presentó una demanda civil de indemnización de perjuicios por 200 millones de pesos contra el Casino Dreams,
porque le permitió entrar a jugar al tesorero, lo que le significó su ruina
económica, no obstante conocer la ludopatía del encargado de resguardar los
dineros del deporte federado de Magallanes por la venta del antiguo
Gimnasio de la Confederación para la construcción del Casino Dreams.
Sería algo así como un actuar negligente del casino, ya que el ex
tesorero al ingresar estaría en la esfera virtual del deber de cuidado del
recinto de los Fischer, donde seguían vendiéndole fichas no obstante saber la
enfermiza afición, o aflicción, crónica al juego –no deportivo, por cierto- que tenía su cliente. Casi un negocio redondo
o “gana la banca”, ya que el contador jugaba con la misma plata, que los dueños
del casino pagaron por los terrenos del otro gimnasio. Lo anterior, arrojaría
certeza al dicho ese de que: “el casino nunca pierde”.
Otra lectura podrían hacer de la novedosa y osada teoría del
regionalista abogado, los dueños de restaurantes y locales de comida rápida, ya
que verían con preocupación que así como se demanda al casino podría demandarse
también al Sotito's por vender licor de
calafate a parroquianos que son alcohólicos;
al Kiosko Roca por venderle choripan y leche con plátano a los enfermos
de vesícula o con colesterol alto; o a las chocolaterías regionales por
venderle a clientes diabéticos, con las graves consecuencias para sus males. Porque
en Magallanes todos nos conocemos sabemos la vida del otro y la tentación es grande.
Creo, sin embargo,
que el abogado Arcos es un frustrado deportista nostálgico que añora el Coliseo
de la Confederación, porque el de ahora aún no está terminado, tiene una
canaleta inconclusa y de calefacción utilizan un congelador.
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