Hubo a quienes la presencia del rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Ignacio Sánchez, los confundió y pensaron que la marcha contra el aborto que llegó hasta La Moneda como estamos en marzo, época de iniciaciones estudiantiles, era una broma mechona.
Sánchez, sin embargo, debe haber meditado mucho su participación, porque no fue un impulso espontáneo, es que de tanto escuchar en su oficina los gritos de las marchas de todo tipo que se dan por la Alameda, se animó a salir a la calle.
No es que esté entusiasmado de formar un criollo movimiento neo cristero pero sabe que estando el cardenal Ezzati y los parlamentarios católicos desvalorizados en la comunidad, él se alza como la voz y referente de la cristiandad nacional, por ello hubiese querido que lo acompañasen sus pares o, al menos, los de las Ues. católicas e, incluso, la Adventista de Chillán.
Porque de Zolezzi, nada espera, aunque estuvo a punto de invitarlo, después de todo el rector de la USACH fue el primero en correr a la calle en la marcha por la educación que protagonizó hace unos años y que le colocó en el CRUCH como el primus interpares; pero como de esa movilización Sánchez se excusó, pensó que ahora no tendría cara para convidarlo, temió recibir un portazo
Si bien existen diferencias públicas entre Sánchez y Zolezzi, se respetan uno al otro, ya sea por la consecuencia laica o por la devota, su relación es casi de amor y odio en la que Ennio, como no habla, está como Vivaldi, para puro tocar el violín.
Por ello es que tal vez Zolezzi hubiese asistido, más aún si es conocido su furibundo ímpetu revolucionario capaz que habría llegado hasta con capucha y mochila, aunque Sánchez preferiría cruces pero eso sería pedir mucho a lo más una estampita escondida.
Como con la marcha el movimiento antiabortista subió un peldaño, el próximo paso deberían ser las barricadas con neumáticos 4x4, Mercedes o Audi, a lo mejor no arde Santiago, pero si el Barrio Alto.
Entre tanta polera y bandera roja al rector Sánchez le quedó gustando el rictus algo rosáceo como después venía una marcha a favor de la asamblea constituyente estuvo tentado a infiltrarse, pero estaba atrasado debía llegar a la rectoría y quería pasar antes por el sagrario. Es que dirige la universidad cuyo alumno modelo fue un santo y no es que llame a todos a emularlo pero, sueña que en las graduaciones en lugar de birretes los egresados llevan solideo
Sánchez, sin embargo, debe haber meditado mucho su participación, porque no fue un impulso espontáneo, es que de tanto escuchar en su oficina los gritos de las marchas de todo tipo que se dan por la Alameda, se animó a salir a la calle.
No es que esté entusiasmado de formar un criollo movimiento neo cristero pero sabe que estando el cardenal Ezzati y los parlamentarios católicos desvalorizados en la comunidad, él se alza como la voz y referente de la cristiandad nacional, por ello hubiese querido que lo acompañasen sus pares o, al menos, los de las Ues. católicas e, incluso, la Adventista de Chillán.
Porque de Zolezzi, nada espera, aunque estuvo a punto de invitarlo, después de todo el rector de la USACH fue el primero en correr a la calle en la marcha por la educación que protagonizó hace unos años y que le colocó en el CRUCH como el primus interpares; pero como de esa movilización Sánchez se excusó, pensó que ahora no tendría cara para convidarlo, temió recibir un portazo
Si bien existen diferencias públicas entre Sánchez y Zolezzi, se respetan uno al otro, ya sea por la consecuencia laica o por la devota, su relación es casi de amor y odio en la que Ennio, como no habla, está como Vivaldi, para puro tocar el violín.
Por ello es que tal vez Zolezzi hubiese asistido, más aún si es conocido su furibundo ímpetu revolucionario capaz que habría llegado hasta con capucha y mochila, aunque Sánchez preferiría cruces pero eso sería pedir mucho a lo más una estampita escondida.
Como con la marcha el movimiento antiabortista subió un peldaño, el próximo paso deberían ser las barricadas con neumáticos 4x4, Mercedes o Audi, a lo mejor no arde Santiago, pero si el Barrio Alto.
Entre tanta polera y bandera roja al rector Sánchez le quedó gustando el rictus algo rosáceo como después venía una marcha a favor de la asamblea constituyente estuvo tentado a infiltrarse, pero estaba atrasado debía llegar a la rectoría y quería pasar antes por el sagrario. Es que dirige la universidad cuyo alumno modelo fue un santo y no es que llame a todos a emularlo pero, sueña que en las graduaciones en lugar de birretes los egresados llevan solideo
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