La palabra sanó, fue innecesario psicoanálisis freudiano, solo bastó escuchar a Michel Jorratt, por entonces director subrogante del Servicio de Impuestos Internos “no nos hemos querellado contra ningún político, y lo más probable es que en la mayoría de los casos no debiera haber querella", dijo.
El enunciado de su tocayo fonético a la Presidenta le provocó un insight ese “momento en el que un problema hasta ahora no resuelto, encuentra finalmente salida”, la mandataria se escurrió, se le encendió la ampolleta y confirmó a Jorratt en el cargo de Director del Servicio de Impuestos Internos para tranquilidad de la clase política nacional. Más aún si como dijo el fiscal Chahuán: “Si el SII no formula una denuncia o una querella por delitos tributarios, la Fiscalía no puede investigar”.
Llegará entonces la calma, se acabará la catarsis en las redes sociales que de tanto ser reiterativa ya estaba siendo cargante porque la purificación empresarial quedará en el intento, al igual que los ánimos de cambio de la ocupación política. Las indignadas columnas analíticas darán paso a las intimistas y personales, enmudecerán los periodistas de Facebook y los editorialistas de WhatsApp quedarán silenciosos cuando de las cenizas renazca la vieja, pero querida, opinión pública y no esa cibernauta y odiosa opinión virtual.
Así, mi sueño de escribir el gran reportaje novelado quedará interruptus, solo alcanzará para titular un capítulo como, obvio, “Ideológicamente falso”.Tal vez pueda adaptarse a la ficción y estirarlo hasta una nouvelle, esa afrancesada narración arrogante y pretenciosa que no es más que un que un cuento extremadamente largo, pero hay que decidirse luego y publicarla rápido, sin siquiera corrección de pruebas, golpear antes ya que será best seller el que salga primero al mercado.
Para que afligirse, no todo está perdido, nos queda la movilización “Ni corruptos ni empresarios” organizada por ese reservorio moral que es la Confech, es que los chiquillos están furiosos contra la corrupción y la mentira, para servir de ejemplo reunirán miles de firmas comprometiéndose a no copiar en los exámenes, ansían retornar al comunismo primitivo, pero, en ese tiempo tampoco éramos todos iguales mandaba el matón del clan, el astuto sobrevivía y el resto nada más que carne trémula para los dientes de sable o se nos iba la vida puro arrancando curados de espanto.
El enunciado de su tocayo fonético a la Presidenta le provocó un insight ese “momento en el que un problema hasta ahora no resuelto, encuentra finalmente salida”, la mandataria se escurrió, se le encendió la ampolleta y confirmó a Jorratt en el cargo de Director del Servicio de Impuestos Internos para tranquilidad de la clase política nacional. Más aún si como dijo el fiscal Chahuán: “Si el SII no formula una denuncia o una querella por delitos tributarios, la Fiscalía no puede investigar”.
Llegará entonces la calma, se acabará la catarsis en las redes sociales que de tanto ser reiterativa ya estaba siendo cargante porque la purificación empresarial quedará en el intento, al igual que los ánimos de cambio de la ocupación política. Las indignadas columnas analíticas darán paso a las intimistas y personales, enmudecerán los periodistas de Facebook y los editorialistas de WhatsApp quedarán silenciosos cuando de las cenizas renazca la vieja, pero querida, opinión pública y no esa cibernauta y odiosa opinión virtual.
Así, mi sueño de escribir el gran reportaje novelado quedará interruptus, solo alcanzará para titular un capítulo como, obvio, “Ideológicamente falso”.Tal vez pueda adaptarse a la ficción y estirarlo hasta una nouvelle, esa afrancesada narración arrogante y pretenciosa que no es más que un que un cuento extremadamente largo, pero hay que decidirse luego y publicarla rápido, sin siquiera corrección de pruebas, golpear antes ya que será best seller el que salga primero al mercado.
Para que afligirse, no todo está perdido, nos queda la movilización “Ni corruptos ni empresarios” organizada por ese reservorio moral que es la Confech, es que los chiquillos están furiosos contra la corrupción y la mentira, para servir de ejemplo reunirán miles de firmas comprometiéndose a no copiar en los exámenes, ansían retornar al comunismo primitivo, pero, en ese tiempo tampoco éramos todos iguales mandaba el matón del clan, el astuto sobrevivía y el resto nada más que carne trémula para los dientes de sable o se nos iba la vida puro arrancando curados de espanto.
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