A pocas semanas que el gobierno anunciara que colocaría un cerrojo a la puerta giratoria, en los pasillos del poder circula fuerte el rumor de que estaría en ciernes un Acuerdo Nacional, tipo el que se hizo para derrocar a Pinochet que incluyó a sectores históricamente confrontados con el fin de buscar una salida política que evitara una guerra civil y el derramamiento de sangre que, a la postre, resultó tan exitoso que perdura hasta hoy en día en el conglomerado de gobierno.
El nuevo acuerdo, que incluiría a partidarios del Antiguo Régimen, buscaría evitar el derrumbe del sistema político y prevenir, como dijo Sergio Bitar “que venga un populista u otro militar”, para ello se elaboraría rápidamente una ley especial que permita terminar con las investigaciones que lleva adelante la fiscalía contra empresarios y políticos por fraude al fisco vinculado al financiamiento irregular de las campañas.
Dicha ley sería, en parte, similar a los acuerdos reparatorios del sistema procesal penal entre víctimas e imputados que sirven para agilizar la justicia y descomprimir de causas el atochado sistema. El Estado sería la víctima y los imputados por los casos Penta, SQM y otros la contraparte quienes se comprometerían a no poner más plata en la política y no jugar con boletas ideológicamente falsas. Por esto de la retroactividad de la ley penal y el principio pro reo, se acabarían las investigaciones y los actuales detenidos volverían a sus mansiones.
Y no es por judicializar la política, sino que como están las cosas todos tienen que poner lo suyo, es más el acuerdo sería la expresión tangible de una justicia restaurativa o terapéutica traería sanidad el ambiente de la sicosis social que Chile es un país corrupto y, contribuiría, a curar el honor mancillado de los imputados y la salud mental de quienes tuvieron pesadillas con que podrían ser investigados.
En ningún caso se trataría de impunidad porque la nueva la ley sancionaría duramente el financiamiento irregular de la política algo así como “de aquí para adelante todo, pero de aquí para atrás nada”, que es, dicen, como deben resolver situaciones similares los modernos países desarrollados.
El gobierno está conciente que no todos estarán conformes con el acuerdo, MEO y Boric entre ellos, aunque más que la opinión de Marco que de ella ya se encargará Ominami, le preocupa, pero no para quitarle el sueño, si el Diputado Boric tuiteará “me estoy levantando de mi escaño para apoyar el acuerdo”, pues quedó demostrado que no transa y para él Jaime y Miguel, si bien por sus ideas políticas fueron asesinados a balazos es algo meramente circunstancial que, no por eso, los hará iguales.
Para acallar las quejas populares como el actual es un gobierno inclusivo y participativo los ideólogos de palacio junto a los de la Alianza diseñan un plebiscito para que sea la ciudadanía la que se pronuncie si apoya o no el acuerdo, aunque alguno lo encuentren arriesgado la posibilidad de salir derrotado no es algo que esté en sus planes, y no porque vaya a existir intervencionismo electoral, sino que como hoy las campañas son un reflejo de la sociedad, como más que con ideas con lucas baila el monito, financiamiento y votos los tendrían asegurados.
Los más contentos con todo esto son los restos óseos del Dictador, como lo había previsto, aunque más temprano de lo esperado, la historia le dará la razón porque los que otrora votaron No ahora se volcarán en masa por el SÍ; es que eso de “Chile la alegría ya viene” fue, quizás, tan solo el más populista de los eslóganes.
El nuevo acuerdo, que incluiría a partidarios del Antiguo Régimen, buscaría evitar el derrumbe del sistema político y prevenir, como dijo Sergio Bitar “que venga un populista u otro militar”, para ello se elaboraría rápidamente una ley especial que permita terminar con las investigaciones que lleva adelante la fiscalía contra empresarios y políticos por fraude al fisco vinculado al financiamiento irregular de las campañas.
Dicha ley sería, en parte, similar a los acuerdos reparatorios del sistema procesal penal entre víctimas e imputados que sirven para agilizar la justicia y descomprimir de causas el atochado sistema. El Estado sería la víctima y los imputados por los casos Penta, SQM y otros la contraparte quienes se comprometerían a no poner más plata en la política y no jugar con boletas ideológicamente falsas. Por esto de la retroactividad de la ley penal y el principio pro reo, se acabarían las investigaciones y los actuales detenidos volverían a sus mansiones.
Y no es por judicializar la política, sino que como están las cosas todos tienen que poner lo suyo, es más el acuerdo sería la expresión tangible de una justicia restaurativa o terapéutica traería sanidad el ambiente de la sicosis social que Chile es un país corrupto y, contribuiría, a curar el honor mancillado de los imputados y la salud mental de quienes tuvieron pesadillas con que podrían ser investigados.
En ningún caso se trataría de impunidad porque la nueva la ley sancionaría duramente el financiamiento irregular de la política algo así como “de aquí para adelante todo, pero de aquí para atrás nada”, que es, dicen, como deben resolver situaciones similares los modernos países desarrollados.
El gobierno está conciente que no todos estarán conformes con el acuerdo, MEO y Boric entre ellos, aunque más que la opinión de Marco que de ella ya se encargará Ominami, le preocupa, pero no para quitarle el sueño, si el Diputado Boric tuiteará “me estoy levantando de mi escaño para apoyar el acuerdo”, pues quedó demostrado que no transa y para él Jaime y Miguel, si bien por sus ideas políticas fueron asesinados a balazos es algo meramente circunstancial que, no por eso, los hará iguales.
Para acallar las quejas populares como el actual es un gobierno inclusivo y participativo los ideólogos de palacio junto a los de la Alianza diseñan un plebiscito para que sea la ciudadanía la que se pronuncie si apoya o no el acuerdo, aunque alguno lo encuentren arriesgado la posibilidad de salir derrotado no es algo que esté en sus planes, y no porque vaya a existir intervencionismo electoral, sino que como hoy las campañas son un reflejo de la sociedad, como más que con ideas con lucas baila el monito, financiamiento y votos los tendrían asegurados.
Los más contentos con todo esto son los restos óseos del Dictador, como lo había previsto, aunque más temprano de lo esperado, la historia le dará la razón porque los que otrora votaron No ahora se volcarán en masa por el SÍ; es que eso de “Chile la alegría ya viene” fue, quizás, tan solo el más populista de los eslóganes.
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