De Palacio informan que se asignarán recursos para la filmar en formato documental una memoria visual de la gestión de la mandataria, lo cual fue inmediatamente cuestionado por sectores de la oposición e independientes. Para evitar las críticas era preferible optar por un formato diferente ya que el largo metraje si es documental se torna un tanto latoso.
Un film de personajes, quizás, era apropiado pero si es muy realista el público se confunde y cree que lo ve en la pantalla es fiel reflejo de su vida cotidiana.
Está la opción del cine negro, ese de intrigas y policías, pero habría que incluir los casos Caval y SQM y ahí si que reclamarían varios; podría ser, entonces, un nostálgico film de época pero la retroexcavadora opacaría la figura de la mandataria.
Un alternativa es el western, género que con “El Renacido” y “Los 8 más odiados” vive hoy un resurgimiento, pero bien sabemos que no hay lugar en Chile para bandidos y pillajes; Si bien una futurista de ciencia ficción encantaría a varios, sería poco creíble porque ni aunque se reforme la Constitución la Presidenta Bachelet volverá a La Moneda. Y una épica, imposible, ya que la agrupación gobernante hace tiempo extravió el relato.
Filmar una dramática sería contraproducente porque de nada sirve al gobierno que los chilenos luego de verla salgan llorando, tampoco una comedia que se prestaría para burlas, y menos una fantástica denunciarían que el gobierno quiere vendernos un cuento.
Por ningún motivo optar por el cine de horror, puede aumentar el miedo a ser víctima de un delito; y ni en sueños una de ese arribista cine chileno de autor de los años 90 ya que una película de tales características aunque la proyecten gratis en el Cine Arte Normandie y el Cinearte de Viña del Mar ni siquiera Antonio Martínez, Héctor Soto, Ascanio Cavallo ni Agustín Squella la verían.
Como hacer un film estilo hollywoodense significa gran despliegue de producción y recursos, y el gobierno llamó a moderar el gasto público y no despilfarrar dinero, lo mejor es hacer una breve de monitos animados, sobre todo si a fines de mes el premiado cortometraje animado chileno Bear Story, dirigido por Gabriel Osorio y producido por Punkrobot, puede que gane el Óscar. El corto está basado en la historia del abuelo del director quien fue detenido y exiliado.
La idea no es mala, el cine de animación soporta gran cantidad de contenidos, como gusta a grandes y chicos nadie reclamaría, es más, hasta sonreirían un rato.
Un film de personajes, quizás, era apropiado pero si es muy realista el público se confunde y cree que lo ve en la pantalla es fiel reflejo de su vida cotidiana.
Está la opción del cine negro, ese de intrigas y policías, pero habría que incluir los casos Caval y SQM y ahí si que reclamarían varios; podría ser, entonces, un nostálgico film de época pero la retroexcavadora opacaría la figura de la mandataria.
Un alternativa es el western, género que con “El Renacido” y “Los 8 más odiados” vive hoy un resurgimiento, pero bien sabemos que no hay lugar en Chile para bandidos y pillajes; Si bien una futurista de ciencia ficción encantaría a varios, sería poco creíble porque ni aunque se reforme la Constitución la Presidenta Bachelet volverá a La Moneda. Y una épica, imposible, ya que la agrupación gobernante hace tiempo extravió el relato.
Filmar una dramática sería contraproducente porque de nada sirve al gobierno que los chilenos luego de verla salgan llorando, tampoco una comedia que se prestaría para burlas, y menos una fantástica denunciarían que el gobierno quiere vendernos un cuento.
Por ningún motivo optar por el cine de horror, puede aumentar el miedo a ser víctima de un delito; y ni en sueños una de ese arribista cine chileno de autor de los años 90 ya que una película de tales características aunque la proyecten gratis en el Cine Arte Normandie y el Cinearte de Viña del Mar ni siquiera Antonio Martínez, Héctor Soto, Ascanio Cavallo ni Agustín Squella la verían.
Como hacer un film estilo hollywoodense significa gran despliegue de producción y recursos, y el gobierno llamó a moderar el gasto público y no despilfarrar dinero, lo mejor es hacer una breve de monitos animados, sobre todo si a fines de mes el premiado cortometraje animado chileno Bear Story, dirigido por Gabriel Osorio y producido por Punkrobot, puede que gane el Óscar. El corto está basado en la historia del abuelo del director quien fue detenido y exiliado.
La idea no es mala, el cine de animación soporta gran cantidad de contenidos, como gusta a grandes y chicos nadie reclamaría, es más, hasta sonreirían un rato.
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